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OEA discute en privado el caso Venezuela frente a crisis con Panamá

Las violentas protestas en Venezuela centran este jueves una reunión privada de los países miembros de la OEA en Washington, marcada por la ruptura de relaciones entre Caracas y Panamá, promotora de la cita.

El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) debe analizar una propuesta de Panamá de llamar a una consulta de cancilleres para hallar una solución a la crisis en Venezuela, donde un mes de manifestaciones ha dejado 20 muertos, más de 260 heridos y decenas de denuncias de violación de derechos humanos.

Aunque la OEA anunció que la reunión era a puertas cerradas, las 34 delegaciones debatían informalmente por más de tres horas si dar o no acceso a las discusiones.

Ese punto debe ser votado al inicio de la reunión formal, que aun no había comenzado más de dos horas después de lo previsto (20H00 GMT).

Es casi imposible que se llegue a un consenso en medio de posiciones muy divididas, dijo a periodistas un representante de uno de los países miembro.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, sorprendió la noche del miércoles al anunciar que rompió las “relaciones políticas y diplomáticas” y “congeló” los nexos comerciales con Panamá, acusando al gobierno del país centroamericano de propiciar una intervención extranjera por solicitar un debate en la OEA sobre las protestas.

En respaldo a la propuesta panameña, Estados Unidos señaló que la OEA tiene “un rol fundamental en manejar este importante asunto de preocupación regional”, según dijo a la AFP un vocero del Departamento de Estado.

El gobierno de Maduro, heredero político del fallecido Hugo Chávez, ha calificado como un intento de golpe de Estado con apoyo extranjero, sobre todo de Washington, las protestas contra la galopante criminalidad, la alta inflación y la recurrente escasez de bienes básicos.

En un encendido discurso el miércoles, Maduro negó el acceso a Venezuela al organismo multilateral y advirtió que cualquier intento de injerencia de otros gobiernos de América en los asuntos venezolanos será respondido con “fuerza y contundencia”.

“No hemos solicitado ninguna comisión de la OEA, no vamos aceptar ninguna solicitud en el campo del consejo permanente, (…) pero si lograra autodenominarse una delegación de la OEA para venir a Venezuela, tendría que entrar clandestinamente a Venezuela, porque a Venezuela no la pisa ninguna delegación de la OEA”, sentenció.

A las afueras de la sede de la OEA en Washington, una veintena de manifestantes, en su mayoría venezolanos, pedían al ente regional mediar en la crisis en su país.

“¿A la OEA qué le pedimos? Que intervenga en Venezuela (…) buscar ser un árbitro en un diálogo”, dijo a la AFP Walter Herrera, un joven con 15 años en Estados Unidos.

“Por favor verifiquen y constaten que la violación de derechos humanos en Venezuela está ahora peor que nunca”, denunció por su lado María Eugenia Guevara.

– Dudas sobre cumbre de cancilleres –

Por su parte, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, dio la bienvenida a la reunión de los embajadores, aunque reconoció que difícilmente se llegue a convocar la cumbre de cancilleres.

Insulza se dijo partidario de enviar una misión para investigar los hechos e intentar llevar a las partes a dialogar, lo que ya había sido rechazado de antemano por Maduro.

Pero el secretario general de la OEA aclaró que “no hay razón” para aplicar los instrumentos regionales de restitución democrática, un argumento esbozado por algunos opositores venezolanos, pues a su juicio no observa “una destrucción clara y masiva de la democracia en Venezuela”.

– Menos OEA, más Unasur –

Mientras tanto, el asunto venezolano podría llegar a la Unasur, por solicitud de Caracas, en una reunión posiblemente en Chile, un día después de la investidura de la presidenta Michelle Bachelet el martes, según el diario brasileño Folha de Sao Paulo.

La situación en Venezuela ya fue discutida informalmente en el Consejo Permanente de la OEA a mediados de febrero, cuando numerosas delegaciones se limitaron a deplorar la violencia y llamar al diálogo, pese a que manifestantes pedían frente al organismo que activara la Carta Democrática Interamericana.

La crisis venezolana ha generado silencios y la solidaridad explícita de Bolivia, Ecuador, Argentina y Cuba hacia Maduro, frente a las pocas voces críticas de Colombia, Panamá y Chile, que se erigieron tímidamente en defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión.