Izquierdista Tabaré Vázquez gana la presidencia de Uruguay
El oncólogo de 74 años, promotor durante su primera presidencia (2005-2010) de las duras medidas antitabaco que enfrentaron a Uruguay con la multinacional Philip Morris, se impuso sin sorpresas en un balotaje al centroderechista Luis Lacalle Pou, de 41 años y candidato del Partido Nacional
El expresidente Tabaré Vázquez fue electo ayer presidente para suceder a José Mujica en Uruguay y liderar un tercer gobierno sucesivo de la izquierda, allanando el camino a la inédita regulación del mercado de la marihuana.
El oncólogo de 74 años, promotor durante su primera presidencia (2005-2010) de las duras medidas antitabaco que enfrentaron a Uruguay con la multinacional Philip Morris, se impuso sin sorpresas en un balotaje al centroderechista Luis Lacalle Pou, de 41 años y candidato del Partido Nacional.
Vázquez obtuvo entre 53 y 54 por ciento de los votos, según las primeras proyecciones de escrutinio realizadas por las consultoras Factum, Cifra y Equipos Mori, que le dieron 40,6 y 42 por ciento a Lacalle Pou. Los resultados oficiales se esperan para hoy.
Tras el triunfo, el izquierdista Vázquez se comprometió a trabajar «al máximo» de sus capacidades contando «con todos los uruguayos» para que le acompañen en lograr un país «que puede mejorar más».
«Están convocados todos al dialogo que queremos sea sin prejuicios pero con lealtad, productivo, que arribe a decisiones concretas y sustentables y que sin ignorar a nadie y abarcando a todos refleje a la mayoría, porque esto es el alma de la democracia»
Lacalle Pou reconoció su derrota en el balotaje de las elecciones y felicitó al ganador. «Llamé a Vázquez para reconocer su legítima victoria y desearle el mayor de los éxitos para su gestión», dijo en un discurso.
El futuro mandatario, que debe asumir el poder el 1 de marzo de 2015, recibirá un país con una economía fuerte, que cerrará este año su duodécimo año consecutivo de crecimiento, pero con el desafío de resistir las turbulencias que enfrentan sus vecinos, los gigantes Argentina y Brasil, y sin el viento de cola que significó en los últimos años el alto precio de las materias primas.