La banca de Andorra herida de muerte
Andorra siempre ha sido una vía de fuga de la infidelidad fiscal española. La contundente acción del Tesoro norteamericano contra las mafias rusas y chinas que blanqueaban fondos en el BPA, así como contra la cleptocracia chavista, puede ser un golpe mortal para la economía del coprincipado. Les traemos en una sola entrega el trabajo de investigación que publicara el periodista y abogado Alfons Quintá en ZoomNews. Quintá es un conocedor del tema, con una amplísima experiencia periodística. Fue miembro del equipo fundador y delegado en Cataluña del diario ‘El País’, director de TV3 y director de ‘El Observador’. Fue Premio Ondas en 1977.
La banca de Andorra herida de muerte (1): del contrabando a las mafias
“No está claro que, sin bancos, el Estado andorrano pueda ser viable, mientras que como paraíso fiscal estamos heridos de muerte. La nieve y el turismo no dan para tanto, en particular cuando los precios del pequeño comercio pueden resultar superiores a los españoles”, me informa un antiguo alto dirigente político del coprincipado.
La puntilla ha sido la muy reciente decisión oficial y pública de los Estados Unidos de luchar contra las mafias rusas y chinas, así como contra la cleptocracia chavista. Esta decisión ha destrozado la actual política de captación de pasivo de la mayoría de los bancos andorranos. Consistía en acoger dinero digamos raro donde lo hay, en particular en Iberoamérica. Hay sucursales de bancos andorranos en las Bahamas, Panamá, Uruguay y otros países de aquel subcontinente, así como en Suiza.
Esta nueva dimensión bancaria global se debe a que la regulación y la dureza fiscales de Montoro, hoy aderezadas por el ‘caso Pujol‘, habían casi liquidado un viejo chollo andorrano: la evasión fiscal española.
De la evasión española a la criminalidad global
De la política A (ser una vía de fuga de la infidelidad fiscal española) se pasó a la B: hacer lo mismo respecto a donde fuese. De ser un objetivo de la Guardia Civil pasaron a serlo también del FBI. O más en concreto del Departamento del Tesoro norteamericano, sin olvidar la voluntad de la Europa unida de poner el tema fiscal en orden.
La vieja voluntad institucional europea de permitir la libre circulación de personas, bienes, capitales y servicios no podía ser perturbada por un extraño coprincipado pirenaico de difícil acceso y con una tradición jurídica basada hasta hace cuatro días solo el Derecho Romano, aplicado, además, con singularidades inefables, con un muy fuerte sustrato feudal.
Como el dios Jano, la cuestión económica de fondo tiene dos caras. Una es la tradición de pequeña evasión fiscal. Los bancos andorranos tradicionalmente han captado los ahorros de evasores españoles, en particular catalanes. En Andorra los llamaban “los evasores del fin de semana”, porque solían ir cada mes, o cada pocos meses, a ingresar cantidades relativamente modestas para un mundo que mueve miles de millones. Con la crisis y el miedo a Montoro hubo muchos movimientos en sentido contrario: los evasores fueron a recoger, en mano, semana tras semana, el dinero que habían evadido en los años de florecimiento económico. La familia Pujol fue de la minoría que no lo hizo. Ahora está bien atrapada.