Opinion

Manuel Malaver: Almagro vs Maduro o el día que el dictador quedó al desnudo

Tienen razón Maduro, Cabello, Padrino López y los hermanitos, Rodríguez al declarar al Secretario General de la OEA, Luís Almagro, como el enemigo público internacional No 1 de la dictadura que, de manera casi impune, venía perpetrando crímenes, desde hace 17 años, contra Venezuela y su pueblo.

Pero que un día -y por razones que podrían atribuirse, desde la caída de los precios del petróleo, hasta el coraje democrático indoblegable de Almagro, pasando por el pillaje puro y simple de Maduro-, quedaría al descubierto, sin máscaras, como Chávez la trajo al mundo, y envuelta en una trama atroz de hipocresías que es, realmente, por lo que alguna vez será recordada en la historia.

Sucedió el martes pasado, en Santo Domingo, República Dominicana, cuando una Asamblea General de la OEA que, a pedido del Secretario General, Almagro, no incluía en su agenda el tema de “la crisis venezolana, Maduro, el diálogo y el Referendo Revocatorio”, giró desde el primer momento hacía la tragedia nacional y la rendición de cuentas que la mayoría de los cancilleres le hizo a su principal autor. Nicolás Maduro.

Fue un día histórico, el día que las dictaduras de Maduro y Chávez quedaron al desnudo, al descubierto, pues, no fue solo América, sino el mundo, los que se enteraron que una dictadura socialista ha destruido a Venezuela, y se empeña de que, como en Cuba y Corea del Norte, no quede piedra sobre piedra.

De todas maneras, no pienso que la representación madurista en la Asamblea General fuera tomada por sorpresa, pero si que jamás imaginó que la mayoría de los gobiernos representados en el evento estuviera de acuerdo en volcarse a escuchar un debate más amplio y profundo sobre la crisis venezolana, que era, por cierto, objeto de un Informe que el Secretario General presentaría en una reunión del Consejo Permanente convocado para el próximo 23 de junio.

Puede decirse entonces que, desde la “sorpresa” que le deparó la Asamblea General, el régimen de Maduro diseñó una estrategia que ha consistido en recurrir a la mentira, la disuación y al miedo –vieja receta stalinista y castrista- y que, en general, intenta transformar las derrotas en victorias, pero en lo particular ganar tiempo, ya sea, escapando de los efectos de la reunión del Consejo Permanente del día 23, o de los resultados de un Referendo Revocatorio convocado por la oposición este mismo año y que le sería adverso en un 80 por ciento, según encuestadoras independientes y confiables.

A los efectos, Maduro ha inventado “un diálogo”, de su puño y letra, y sin consultar con la otra parte, la oposición, buscándose unos intermediarios que son agentes, amigos y socios del dictador, y que jamás actuarían de buena fe, pues, sus opiniones ya están compradas.

Imagínense que su director o rector es el Director Ejecutivo de Unasur, Ernesto Samper, promovido al cargo por Maduro, su principal financista y y a quien prestó grandes favores en otro diálogo tramposo con la oposición, el de mediados del 2014 en Caracas.

Y con esa cajita de música, se presentó a la Asamblea General de la OEA en Santo Domingo, la canciller Delcy Rodríguez, la cual llevó su cinismo al extremo de proponérselo al Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien, para sus adentros, debe haberse desternillado de la risa.

No lo recibió así la cancillera, la cual lo anunció como “un triunfo de la diplomacia revolucionaria·, ni Maduro, quien a los minutos comentó desde Caracas: “Me dijeron que Kerry nos pidió un diálogo y yo respondí inmediatamente: Aprobado”.

Todo el mundo sabe, sin embargo, -y mucho más el jefe de la diplomacia norteamericana-que el “diálogo” no tendrá lugar, porque Maduro solo los usa para ganar tiempo y convencer a sus aliados blandos, o semi blandos, que, como hay “diálogos” con sus presuntos enemigos, no son necesarios, ni la aplicación de la Carta Democrática, ni el Referendo Revocatorio.
No sería, de todas maneras, la última trampa en instrumentar en la OEA el auténtico jefe de la diplomacia venezolana, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, sino que, ya para terminar la asamblea, su amanuense venezolana, Delcy Rodriguez, salió a proponer una resolución para que el organismo evaluara la gestión de Almagro, pero que fue derrotada, abrumadoramente, pues de un total de 33 delegados, solo obtuvo 3 votos.

Pero el pánico de Maduro, y sus compinches, ante los resultados adversos que podrían esperarlo en la reunión del Consejo Permanente convocado para el 23, es persistente y ya inventaron otra maniobra distraccionista, otra estratagema o trampajaula, como fue promover una reunión del mismo organismo para el dia 21 que, deberá evaluar la iniciativa llevada a cabo por Maduro para un presunto diálogo con la oposición venezolana.

Pero que se sabe que no existe, primero porque Maduro lo convocó a su imagen y semejanza, con unos auspiciadores, -los expresidentes Rodríguez Zapatero de España, Leonel Fernández de República Dominicana y Martín Torrijos de Panamá-, todos socios de Maduro en ideas políticas, partidistas y comerciales y que jamás harán nada contra de los intereses de su patrón y mentor.

De modo que, la opinión del Consejo Permanente sobre el diálogo, prácticamente, no pasará de las buenas intenciones protocolares porque, en lo concreto, no tendrá materia de que ocuparse.

En otras palabras que, derrotas tras derrotas de la dictadura madurista, por primera vez puesta en evidencia después que el catrochavismo invirtiò cientos de miles de millones de dólares en votos que se traducían en respaldo, o neutralidad en la OEA para que avanzara imponiéndole su dictadura a los venezolanos y la exportara por el continente en un aquelarre turístico ideológico, del cual, solo quedan mamotretos como el ALBA, la Unasur y la Celac, que acompañaran a la tumba a Maduro y su pandilla.

Prueba irrefutable de que, no es solo el castrochavismo el que se precipita a la ruina, sino también el modelo o proyecto que se llamó el Socialismo del Siglo XXI y con el cual se quiso resucitar el comunismo stalinista que había quedado enterrado bajo los escombros del Muro de Berlin y la caída del Imperio Soviético.

Enfrentado ahora con la OEA y su Secretario General, Luís Almagro, en otra demostración de que la democracia y la libertad siempre vencen, no importa cuales sean los recursos y el tiempo de que dispongan sus enemigos.
Contra la OEA, en efecto, pasó Chávez 17 años lanzando sus mejores divisiones, parte de la gigantesca cantidad de petrodólares que ingresó a la Tesorería Nacional como producto del ciclo alcista de los precios del crudo, pero solo para crear ficciones ideológicas que solo operan para pagar favores recibidos al dictador.

Ejemplo, la UNASUR, que preside Ernesto Samper, una seudo multilateral que solo se activa cuando su financista, Maduro, está en dificultades y se presta a patrocinar un supuesto diálogo que solo sirve para que Maduro no rinda cuenta ante el pueblo de Venezuela y el resto de países democráticos de la región.

Nave a la deriva encallada en un océano de engañifas, corruptelas y conexiones con la delincuencia organizada, puesto que, algunos de sus miembros, como el presidente Buterse de Surinan, estuvo preso por narcotráfico, y el mismo Samper, es el hombre del “Proceso 8000” ¿se acuerdan?