Financial Times: Ofrezcan a los aliados de Maduro una salida segura de Venezuela
El diario inglés Financial Times dedica un artículo editorial a la situación de crisis venezolana. Señalan que hay una situación de equilibrio precario entre las fuerzas del oficialismo y de la oposición, y para “que esto cambie, el “costo de apoyo” a los aliados del Sr. Maduro, especialmente el ejército, debe elevarse”
Por Financial Times / Traducción libre del inglés por lapatilla.com
Este año, venezolanas desesperadas vendieron su cabello para comprar comida. La producción de petróleo se desplomó y la economía, a pesar de tener las reservas de energía más grandes del mundo, coqueteó con un impago a su deuda externa. La oposición ganó el control del Parlamento; naciones, alguna vez amistosas, expulsaron a Venezuela del grupo comercial regional Mercosur; y un tribunal estadounidense halló culpables a dos sobrinos del presidente, Nicolás Maduro, por tráfico de drogas. Sin embargo, el impopular gobierno socialista de Caracas soportó. Lamentablemente el año 2017 luce poco probable que sea menos sombrío. El Sr. Maduro probablemente permanecerá en el poder y Venezuela seguirá sirviendo sus $ 125 mil millones de dólares de deuda internacional – aunque ambas serán llamadas cercanas.
Tome lo político en primer lugar. La oposición comenzó 2016 unida y esperanzada de que su mayoría parlamentaria le permitiría hacer que el gobierno rindiera cuentas. En su lugar, terminó el año fracturada y con el Parlamento castrado por el Tribunal Supremo controlado por el gobierno. Un importante punto de inflexión se produjo en septiembre, cuando el Sr. Maduro canceló un referéndum constitucionalmente permitido que buscaba removerlo de su cargo. Masivas protestas callejeras de la oposición trataron de restablecer el voto, pero fracasaron. Las conversaciones mediadas por el Vaticano, a continuación, se derrumbaron después que el Sr. Maduro no cumplió con los primeros compromisos. Por lo tanto, el gobierno inicia 2017 en una posición política más fuerte que con la que lo hizo en 2016. Cada vez más dictatorial, también hay una posibilidad de que cancelará las elecciones presidenciales programadas para principios de 2018.
La pésima gestión económica sigue siendo su punto más débil. Las importaciones se han reducido en un horrible 71 por ciento desde que los precios del petróleo alcanzaron su punto máximo en 2012. La inflación de tres dígitos y la corrupción rampante empeoran las cosas. Toda “revolución socialista” sufre escasez, mercados negros y de ineficiencia. En Venezuela, la diferencia es que mucha de esa actividad criminal es controlada por actores afiliados al gobierno. Esto es especialmente cierto en el caso de los funcionarios que hacen fortunas arbitrando el control de precios y los tipos de cambio múltiples, lo que explica en gran medida el porqué de estas políticas siguen vigentes.
También es en parte por qué Caracas sigue dando prioridad al pago de la deuda externa sobre las importaciones. Con el impago (default) se verían acreedores apoderarse de cargas de petróleo, poniendo fin a la afluencia de petrodólares, y por lo tanto, al mecenazgo que compra apoyos al gobierno. La voluntad de Caracas de pagar sus deudas nunca está en duda. El reciente aumento de los precios del petróleo significa que ahora sería más capaz de pagar.
¿Qué podría cambiar esta dinámica en 2017? El factor económico determinante es el precio del petróleo – pero eso está fuera del control de Venezuela. El factor político determinante es la fuerza relativa del gobierno sobre la oposición. Aunque desgarrado por la división interna, el gobierno tiene una estructura de mando unificada. También controla todas las instituciones, incluido el ejército. La oposición tiene la fuerza moral, la buena voluntad internacional y el apoyo popular. Estos no son suficientes para amenazar al gobierno, ni siquiera para sostener el orden constitucional.
Para que eso cambie, el “costo del apoyo” para los aliados de Maduro, especialmente el ejército, debe aumentar. Eso podría ocurrir si las condiciones empeoran tanto que los venezolanos de todo el espectro social, incluyendo el 20 por ciento que aún siguen a favor de Maduro, comienzan protestas sostenidas. Entonces el ejército podría cambiar de lado. El “costo de la salida” para los funcionarios comprometidos que se aferran al poder por miedo a la cárcel también debe caer. De lo contrario, su incentivo es aferrarse a toda costa.
Pero, ¿cómo proporcionar una salida segura? Esta podría ser una oportunidad para que el presidente electo de Estados Unidos muestre su destreza empresarial. Donald Trump, que se ha comprometido a ayudar a los venezolanos “oprimidos”, podría cerrar un trato con altos funcionarios que organizan, digamos, el exilio a terceros países. Tales esquemas son siempre polémicos, pero aquí, si incitan a una transferencia de poder, pueden ser bienvenidos.