La “chica de Brooklyn”: Barbra Streisand cumple 75 años
Barbra Streisand lleva vendidos más de 140 millones de discos y en sus estanterías tiene, además de dos Óscar, varios Grammys, Emmys y Globos de Oro. Pese a ello, y a su legión de fans en todo el mundo, sigue viéndose como la “chica de Brooklyn”, reseña Dpa.
“Tengo dos caras”, contó una vez a la reina de los talk shows, Oprah Winfrey. “No tengo problema en donar grandes sumas de dinero con fines benéficos, pero mi yo de Brooklyn aún me sigue preguntando: ‘¿Este azulejo cuesta realmente 10,95 dólares?’”. El lunes, Streisand cumplirá 75 años, aunque sigue tan activa como siempre.
Prueba de ello son los dos discos que acaba de lanzar: uno con temas de Broadway y otro conduetos. A partir de 2020 dirigirá un nuevo centro cultural junto al World Trade Center y recientemente anunció otros dos nuevos conciertos para principios de mayo. Uno de ellos, en su Brooklyn natal.
Con todo, los escenarios no son precisamente su pasión. Streisand sufrió durante décadas un pánico escénico que casi le “revolvía las tripas”. “Uno de los motivos por los que vuelvo a actuar es que actualmente existen pastillas contra el pánico escénico. Ojalá alguien me hubiera hablado de ellas hace años”.
Tampoco en el resto de aspectos Streisand vive la vida de una estrella mundial al uso. Evita las alfombras rojas (“¿Por qué he de posar ante un cartel publicitario? No me gusta que me hagan fotos. Punto”), tanto como las entrevistas (“No me gusta hablar de mí, ni tampoco del trabajo”).
No obstante, le gusta opinar sobre temas actuales, sobre todo a través de su web y de Twitter. Apoyó abiertamente a Hillary Clinton durante la campaña electoral y últimamente dispara sobre todo contra el presidente estadounidense Donald Trump: “No puedo respetar a un racista, sexista y xenófobo que nos perjudica a todos con su comportamiento”.
La carrera de Streisand comenzó en los años 60, en los clubes y revistas de Broadway. Criada en una familia humilde judío ortodoxa en el barrio neoyorkino de Brooklyn, desde muy temprano soñó con ser actriz. “Fui a clases de interpretación desde que tenía 14 años, con 15 encarné a Medea y quería ser una actriz clásica”, dijo en una ocasión al diario británico The Telegraph.
“Como me llamaban ‘la niña con buena voz del bloque de edificios’ me presenté a un concurso de talentos. Pensé que así podría pagarme un par de almuerzos antes de actuar en obras de Shakespeare o Ibsen”, añadió. Pero lo que consiguió fue eso y mucho más.
Durante una actuación en un club, Streisand conoció al dúo de compositores Alan y Marilyn Bergman, que más adelante escribirían para ella hits como The windmills of your mind, Solitary moon, The same hello, the same goodbye o That face. “Nunca olvidaré lo primero que me dijo Marilyn: ‘¿Sabes lo maravillosa que eres?’”.
Además de en la canción, la polifacética Streisand ha cosechado grandes éxitos en la pequeña y la gran pantalla. Su primera película de envergadura en Hollywood, Funny girl (1968) le valió su primer Óscar a Mejor Actriz, y sus shows de televisión My name is Barbra y Color me Barbra dieron la vuelta al mundo. Películas como The way we were, Hello Dolly, Nuts, What’s up, doc?, y Yentl son ya clásicos.
Según contó en alguna ocasión, su pareja de cine preferida es Robert Redford. “Nunca sabíamos exactamente qué era lo que haría el otro, nos observábamos con precisión y nos interesábamos por el otro, y creo que los espectadores lo notaban”.
Streisand se convirtió en una estrella mundial con dos características que la hacían muy reconocible: su prodigiosa voz y su nariz demasiado grande. Sin embargo, nunca quiso operarse. “Me da miedo el dolor y, ¿cómo podría fiarme del gusto estético de un médico? ¿Cómo sabría que no ha quitado demasiado?”.
Donde más le gusta a Streisand estar es en casa, en la propiedad junto a la costa californiana que comparte con su segundo marido, el actor James Brolin. Su único hijo, Jason, nació de su primer matrimonio. Según cuenta en entrevistas, podría pasarse días leyendo el periódico o decorando su vivienda. Y no hay nada que supere a un café en la cama.
“Soy muy normal, una persona corriente en muchos aspectos”, afirma. Por eso tampoco ha escrito -todavía- ninguna autobiografía. “Empecé con un par de capítulos y probablemente en los próximos años los termine. Pero vivo mi vida, y hay muchas cosas que me interesan”.
EU
Por Confirmado: Oriana Campos