“Vine a agradecerle porque no tengo más nada que pedirle”
María Carrasquero vive en Panamá desde hace dos años, pero hoy está en Maracaibo y caminará esta tarde en procesión con la imagen de Jesús de la Misericordia para agradecer por la salud de su hijo, Gianluca Mennillo, de 15 años, quien fue diagnosticado con linfoma de Hodgkin. “Vine a agradecerle por todas las bendiciones que nos ha dado, no tengo nada que pedirle”.
Proyecta la tranquilidad y la fortaleza que -según ella- le da Jesús. María le contó a La Verdad lo “maravilloso y bueno que ha sido Jesús de la Misericordia” con ella y su familia. Luego de recibir la noticia de que su hijo padecía cáncer, dice que entró en shock. «Yo me iba a morir».
En 2016, cuando Gianluca salió del colegio, notó que tenía «una bolita debajo del brazo”. Sus padres, enseguida lo llevaron al médico. Ahí comenzó todo. «En los exámenes salieron algunos rasgos de que las cosas no estaban bien, y decidimos someterlo a una operación para extraer el ganglio y hacerle una biopsia, pero salieron negativas”. Aunque los resultados en aquel momento fueron un respiro para todos, un patólogo recomendó realizar un estudio más profundo: Inmunohistoquímica.
La familia ya se preparaba para irse del país, “por la situación”. Aunque en primera instancia retrasaron el viaje, decidieron marcharse a Panamá antes de obtener los resultados de la inmunohistoquímica, que finalmente salió positiva para linfoma de Hodgkin.
Obra divina
María reconoce que nunca fue “muy católica”, por el contrario era una mujer “frívola”. Sin embargo, hoy muestra su otro yo, el que la gracia de Jesús ha construido a través de su fe. “Vine a la caminata de Jesús de la Misericordia por tercer año consecutivo (…) luego de que mi esposo sufrió un infarto yo me aferre a él, ese día me arrodille y le pedí”.
Confiesa que desde que su hijo se enfermó, Él obró. «Ha puesto a las personas correctas en el camino, por eso siempre le digo: ‘Jesús, en ti confío’. Cuando estoy muy angustiada o con temor en las noches le digo: ‘Quítame esta angustia’, y él me da la fuerza. Yo me siento tranquila y veo a mi hijo sano. Eso es suficiente”.
Ayer, Gianluca se realizó su última quimioterapia, de seis ciclos que debió cumplir. Su madre sigue fortalecida y positiva: “Ahora hay que esperar un estudio porque tiene varias masas, entonces hay que ver si es cicatrización o si tienen alguna actividad tumoral. Estoy muy agradecida porque mi hijo puede comer, tiene medicinas y atención. Solo estoy esperando el milagro”.
María reconoce que su hijo no cree en la imagen. «Él es agnóstico. No cree en Jesús de la Misericordia, pero Él obra en mi hijo. Mi esposo estuvo con él en su última sesión de quimio y me contó algo que sucedió ahí: Le regalaron una bolsita con unas cosas y había una estampita de Jesús de la Misericordia. Gianluca dijo que era ateo y la señora le respondió: ‘No importa, Jesús te ama igual’”.
Aunque no niega que el diagnóstico de su hijo ha sido una batalla, María dijo sentirse agradecida. “Yo rezo esta oración todas las noches: Sangre preciosa de Cristo, lávalo, purifícalo, santifícalo, glorifícalo, fortalécelo, sánalo en el cuerpo y en el ama, aumenta su fe para que sea digno de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, Amén. La rezo para que él toque su alma y sé que ya comenzó a obrar en mi niño”.