David Smolansky: “me encuentro resistiendo desde la clandestinidad”
El alcalde de El Hatillo, David Smolansky, publicó este domingo en el diario 2001 una carta en la que narra los dos días previos a que el Tribunal Supremo de Justicia lo destituyera y ordenara su encarcelamiento por 15 meses.
Desde la clandestinidad que eligió luego de que el TSJ lo sentenciara a 15 meses de cárcel por permitir el bloqueo de calles en El Hatillo, Smolansky insta a los venezolanos a continuar la protesta en la calle. “Todos tenemos un número”, asevera el alcalde.
En una carta, el dirigente de Voluntad Popular cuenta los dos días previos a su destitución.
“No me presenté a la audiencia ni me inscribí a candidato para gobernador (paradójicamente ese día anunciaban lo de las regionales, pero no creía en eso después de 120 días de lucha). A las 9 PM conocí lo que sabía que iba a pasar. Grabé un video para llamar a defender El Hatillo y desde entonces me encuentro resistiendo desde la clandestinidad. No perdamos la calle, todos tenemos un número”, escribe Smolansky.
A continuación, la misiva completa:
Salió mi número
Lunes 7 de agosto. Eran las 5 de la tarde. Acababa de culminar una jornada en la Alcaldía que ni había podido almorzar. Me fui a mi casa a comerme algo antes de otro compromiso. Tenía una llamada perdida de la síndico del municipio. Cuando la llamé de vuelta, me dio la noticia de que el TSJ me había dado prohibición de salida del país (ya la había asumido por la vía de los hechos, igual si viajaba había orden de anulación y hurto de pasaporte). Sin embargo, pocos minutos después, conocí que mi audiencia había sido fijada para el miércoles 9 de agosto a las 10 AM en la Sala Constitucional que no es otra cosa que el paredón político de los alcaldes. Había salido mi número. La segunda vez en 11 meses que me citan para meterme preso. La primera fue el 9 de septiembre de 2016 al Helicoide. Me convertía en el sexto alcalde citado en 2 semanas. De los 5 anteriores, 4 quedaron presos, en el exilio o clandestino. De hecho, pocas horas después, en la madrugada, del martes 8 de agosto supe de la destitución y orden de aprehensión de Ramón Muchacho. En las 41 horas que me había dado el régimen decidí no perder mi cotidianidad. El martes en la mañana convoqué un gabinete extraordinario con todos mis directores para decirles que pasara lo que pasara conmigo la gestión debía seguir en resistencia, como hemos estado por 3 años 7 meses y 5 días al momento de esta publicación.
Luego me reuní con los más de 400 servidores públicos que trabajan todos los días por vocación y convicción. Muchos lloraban, otros me abrazaban y otros me apretaban la mano con fuerza. Lejos de desanimarme, me inyectaron mayor determinación y coraje. Al final de la tarde, tuvimos un acto con más de mil vecinos (el espacio era para 700) donde mi partido, Voluntad Popular, diputados, alcaldes, concejales, María Corina y todos los miembros de las generación 2007 de donde vengo me acompañaron. Fue un emotivo acto. Muchas caras jóvenes. Discursos cortos, lleno de anécdotas y con contenido político. Hubo magia allí. El llamado era muy claro: defender a El Hatillo. No se trata de mí, se trata de los vecinos que me eligieron y hoy sufren de un golpe de Estado por los magistrados que actúan como sicarios políticos. Se trata de defender la democracia, la descentralización.
Cuando llegó el miércoles le dije a varios de mis funcionarios de PoliHatillo que siempre sean servidores públicos de bien, que actúen para proteger a los vecinos y que jamás acaten órdenes para violar los Derechos Humanos. Por primera vez, los vi llorar. Esas lágrimas mostraban su lado más humano y me hicieron sentir orgulloso porque nuestra policía es otra. No está para reprimir ni asesinar. No me presenté a la audiencia ni me inscribí a candidato para gobernador (paradójicamente ese día anunciaban lo de las regionales, pero no creía en eso después de 120 días de lucha). A las 9 PM conocí lo que sabía que iba a pasar. Grabé un video para llamar a defender El Hatillo y desde entonces me encuentro resistiendo desde la clandestinidad. No perdamos la calle, todos tenemos un número.
David Smolansky U.
@dsmolansky