Opinion

¿PRO YANQUI YO?, Verdades dolorosas Ernesto García Mac Gregor

Así le pregunté indignado a mi amigo acusador por semejante insinuación.
Por el simple hecho de reconocer que EEUU sea la primera potencia económica,
industrial, social, científica y guerrera del mundo no significa que yo sea pro
yanqui. ¿Es que acaso crees que esa alucinante explosión de desarrollo
tecnológico que se ha gestado en el norte y que ha servido de hito para el resto
del mundo puede inclinar a persona alguna a ser pro yanqui?
¿Acaso alguien se va a impresionar con la calidad ética y espiritual de esa
gente o por los hábitos de disciplina, de trabajo, de competitividad y productividad
que ha hecho de ese país el titán del mundo? Nada que ver. ¿Crees que me va a
conmover el detalle que la mayoría de los inventos que nos han catapultado a la
era del futuro sean estadounidenses, o que los gringos acaparen los premios
Nobel, las medallas olímpicas, los Pulitzer, los récores del mundo o que el béisbol
sea nuestro deporte nacional? Sería pueril de mi parte.
No creas que la hamburguesa, el perro caliente o la Coca Cola han influido
en nuestros gustos gastronómicos criollos; sería tan absurdo como pensar que su
música o TV hubiesen mediado en nuestro folclor. Lo que ocurre es que utilizamos
sus autos, aviones, barcos, artefactos domésticos y miles de sus aparatos por
simple necesidad, pero no porque seamos pro yanquis. Cuando requerimos una
formación profesional o curarnos en salud, acudimos a sus universidades y
hospitales, pero lo hacemos porque ellos poseen las mejores instituciones del
mundo, no por otra razón.
Todo lo cual me hace recordar, parafraseando a Carlos Alberto Montaner,
aquel guerrillero criollo, que después de participar en la manifestación anti gringa
gritando toda la tarde “Aquí, allá el gringo morirá”, llega a su Pent House,
conduciendo su flamante Ford, enciende un Marlboro, con su Crikett, se acuesta
en el colchón Sweet Dreams, reposa su testa caliente sobre una almohada
Simmons y ya refrescado con su aire acondicionado Westinghouse, degusta una
Pepsi al tiempo que enciende su TV General Electric, para captar el canal Disney

en su parabólica y decodificador Zenith, mientras se dirige refunfuñando a su
esposa Judys Mary y le dice “estos gringos como que se creen una gran cosa”.
Que oiga quien tiene oídos…