El poder del billete pasa por cadenas de especulación
El negocio del efectivo se concentra en Las Pulgas y quienes dominan las rutas de transporte público con grandes unidades. En el mercado y desde el primer pasillo las transacciones se exigen en billetes. “No hay punto”, sueltan los comerciantes entre fajos de billetes de 100 y 50 bolívares, que luego pasan a manos de intermediarios mayoristas y operadores de divisas, compradores de pesos y dólares.
Desde otro extremo del casco central de Maracaibo está la segunda fuente de bolívares tangibles, inmediatos. El transporte de 34 puestos genera, en la semana y con promedio de 900 usuarios al día, más de cinco millones de bolívares que luego -un porcentaje indeterminado- se destina a la venta clandestina de dinero.
El sector transporte genera una comercialización menor a la de alimentos. En las mesas y tarantines ubicados en las Pulgas, el efectivo se cuenta en máquinas dispensadoras. “Sólo efectivo, tiene que ser así porque los mayoristas que traen de Maicao los productos nos piden pagar en billetes. Nada de tarjetas ni trasferencias”, critica una comerciante entre bultos de arroz y pasta.
La venta de rubros se impone en bolívares. La actividad puede generar en promedio semanal 21 mil millones de bolívares. Y es que desde la importación de alimentos de Colombia, contar con los fardos de bolívares permite duplicar las ganancias entre 20 y 40 por ciento: por sobreprecio de productos y movilizaciones de billetes para el comercio fronterizo ilegal, revela en anonimato una fuente del sector comercial a La Verdad.
Ya los avances de efectivo dejaron de ser negocio. Las transacciones con cobros de hasta 60 por ciento son reducidas. Cautelosas. “Nadie está haciendo”, afirma un vendedor abarrotado de víveres con sello colombiano. Las operaciones se dan solo “a clientes y son pocos. Desde que vino la guardia y se llevó a unos cuantos presos ya nadie hace”, agrega en baja voz una joven vendedoras de medicamentos en Las Pulgas.
El beneficio ilegal ahora está en vender alimentos y artículos de primera necesidad en efectivo, con lo que se afecta a la población con el sobreprecio, y se incuban movilizaciones con recargos por la venta del billete en la frontera.
La Verdad.