La carta de un chamo que no quiere irse de Venezuela a Lorenzo Mendoza
Cuando yo tenía 6 años de edad Hugo Chávez se alzó con la presidencia de Venezuela. Es por esto que no pude formar parte de la Cuarta República, aquella que durante los últimos 18 años nos han inoculado como la peor en la historia de nuestro país. Éramos unos carajitos, con una cantidad de sueños por hacer realidad y con la esperanza intacta de ver nuestras metas alcanzadas.
Lorenzo, usted se extrañará al leer esta carta, o, posiblemente no le tome importancia. De lo que sí estoy seguro es de que en el sentimiento de un chamo que no quiere irse de Venezuela están expresados los sueños de muchos, de miles o tal vez de millones, que tampoco buscan emigrar como la única solución a esta detestable revolución.Que no nos quede la menor duda.
Durante todo este tiempo hemos estado sumergidos en la peor etapa de nuestro crecimiento. Durante 18 años nos hemos visto involucrados en una cantidad de discursos, discursos en los que reina el odio, el rencor y la muerte desenfrenada que se apoderó hasta del más débil. Lorenzo Mendoza. Ese nombre lo hemos escuchado desde que tenemos uso de razón, es como una marca que se ha impregnado de dos formas. Una como el Gobiernoquiere que la veamos, como quien hace lo malo. Como quien destruyó la economía de toda una nación. Como aquel que se ha encargado de llevar el barco de la denominada “guerra económica”.
Y la otra forma, aquella que la mayoría conoce y reconoce y que de la cual está consciente, aquel que nos enseñó en sus cortas ruedas de prensa y mensajes de publicidad de la famosísima “Harina Pan” que para obtener grandes frutos primero se debe iniciar con la siembra, que se debe regar hasta que llegue la cosecha y ahí provienen los frutos que queremos. Aquel Lorenzo que se dirige al país en pocos minutos a través de mensajes llenos de ilusión o como la marca de nacimiento de todos los venezolanos. Creo que todos nos identificamos con esta marca. Marca que queremos que se impregne de la mejor manera en los más de 30 millones de ciudadanos que buscan respirar nuevas oportunidades. Que buscan reconquistar la esperanza.
Cuando éramos niños, no teníamos la menor idea de que en los venideros 18 años de la mal llamada revolución con miras al socialismo nos veríamos involucrados en tantos escenarios. Escenarios que lo único que trajeron fue como opción agarrar un bus de línea internacional o caminar por el pasillo de Cruz-Diez en el aeropuerto de Maiquetía.
Lorenzo, usted debe terminar de entender algo y estamos seguro de que lo entiende perfectamente: Los buenos somos mayoría, los buenos somos aquellos que seguimos creyendo y apostando por Venezuela, el país que nos ha dado todo, desde las más bonitas alegrías hasta las perores tristezas que nos han arropado los ojos de lágrimas. Venezuela necesita unión, como aquella cuando La Vinotinto juega y así pierda logra reencontrar a toda una nación. O como cuando hacen el Miss Universo y todos cruzamos los dedos esperando escuchar el nombre de Venezuela. O como cuando los Leones del Caracas se enfrenta a Magallanes. Este tipo de unión queremos que se compenetre entre nosotros pero que no dure apenas 90 minutos.
Los venezolanos de bien queremos progresar, queremos crecer y ver crecer a nuestra tierra que era fértil y que está seca, aquella tierra que durante 18 años decidieron echarla al abandono.
Lorenzo, pedimos por aquellos periodistas, por aquellos médicos, abogados, arquitectos que decidieron emigrar de Venezuela y que están en todo el mundo con la ilusión y esperanza de regresar para hacer los que les apasiona, ejercer sus carreras, pero a la vez poder abrazar a su familia, a su gente y a su país..
Repito, Venezuela necesita más que políticos. Venezuela necesita gerencia, necesita esperanza y una luz que haga brillar los millones de kilómetros que cubren este hermoso territorio. Y como yo estoy seguro que usted es la persona indicada hay muchos en este momento que piensan lo mismo. ¡Feliz 2018!