Asperger es una oportunidad para explorar la comunicación y el lenguaje
El síndrome o trastorno de Asperger (SA) es un conjunto de características mentales y conductuales que forma parte de los Trastornos del Espectro Autista (TEA). Quienes padecen Asperger presentan síntomas como un mayor nivel cognitivo, tendencia al aislamiento social.
Por ser más selectivos al momento de establecer relaciones interpersonales, tienden a presentar conductas estereotipadas; y son ritualistas, ya que no les agradan los cambios. Se trata de afecciones incluidas en la categoría de los trastornos generalizados del desarrollo.
Cuando hablamos de Asperger, lo hacemos de un trastorno del neurodesarrollo, el cual está caracterizado por un déficit en tres áreas nucleares: interacción social, lenguaje y comunicación, e inflexibilidad cognitiva, por lo que ir a la escuela o buscar trabajo puede convertirse en una experiencia complicada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus instituciones reconocen la necesidad de fortalecer la capacidad de los países para promover una salud y un bienestar óptimos para todas las personas con TEA.
Los esfuerzos actuales se centran en:
-.- Lograr mayor compromiso por parte de los gobiernos y actividades internacionales de promoción en relación con el autismo.
-.- Proporcionar orientación para la formulación de políticas y planes de acción que aborden los TEA en el marco más general de la salud mental y las discapacidades.
-.- Contribuir a la obtención de pruebas sobre las estrategias que son efectivas y aplicables a gran escala para evaluar y tratar los TEA y otros trastornos del desarrollo.
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El austríaco Hans Asperger fue el primero en trabajar con el síndrome que ahora lleva su apellido a mediados de los cuarenta, cuando el autismo se consideraba una especie de “psicosis”.
En sus estudios con niños, el médico austríaco notó dos cosas: que tienen un comportamiento “extraño”, y que usan un lenguaje rebuscado, un tanto irritante y poco apropiado para su edad; de ahí que llame a estos chicos «pequeños profesores» o incluso “geniecillos naturales”.
Cada 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger, en honor al psiquiatra y pediatra austríaco Hans Asperger, quien tras varias investigaciones identificó el trastorno en 1944.
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La fecha reconocida por la Organización de Naciones Unidas (ONU), es propicia para que activistas y diversas instituciones del país, como la Fundación Asperger de Venezuela (Fundasperven), informen y sensibilicen a la sociedad sobre esta condición neurocognitiva que afecta a 1 o 2 niños por cada 1.000 nacidos y que, por lo general, son varones, según las cifras que extraoficialmente se conocen.
Asperger en cifras según la OMS
Uno de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista (TEA).
Los TEA comienzan en la infancia y tienden a persistir hasta la adolescencia y la edad adulta.
Aunque algunas personas con TEA pueden vivir de manera independiente, hay otras con discapacidades graves que necesitan constante atención y apoyo durante toda su vida.
Las personas con TEA sufren estigmatización, discriminación y violaciones de los derechos humanos. Su acceso a los servicios y al apoyo es insuficiente a nivel mundial.
Cómo se muestra
Los TEA son un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, y por un repertorio de intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo.
Los TEA aparecen en la infancia y tienden a persistir hasta la adolescencia y la edad adulta. En la mayoría de los casos se manifiestan en los primeros 5 años de vida.
Estas afecciones están incluidas en la categoría de los trastornos generalizados del desarrollo. Es un término genérico que abarca cuadros tales como el autismo infantil, el autismo atípico y el Síndrome de Asperger.
El nivel intelectual varía mucho de un caso a otro, y va desde un deterioro profundo hasta casos con aptitudes cognitivas altas.
Los afectados por TEA pueden presentar afecciones comórbidas, como epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
Factores genéticos y ambientales: Principales causas
La evidencia científica disponible indica la existencia de múltiples factores, entre ellos los genéticos y ambientales, que hacen más probable que un niño pueda padecer un TEA.
Famosos con Asperger
Isaac Newton (1642-1727) → Este reconocido físico, filósofo, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés, que además fue nombrado caballero por la Reina Ana I en 1705; mantenía un comportamiento social que generaba dudas. Un estudioso de este genio escribió sobre él que siempre estaba estudiando, raramente recibía visitas o visitaba a alguien. Para él todo lo que no fuera estudiar suponía una pérdida de tiempo. Para muchos, estos son síntomas evidentes del Asperger.
Albert Einstein (1879-1955) → Aunque fue ganador del Premio Nobel de Física en 1921, muy pocas personas se imaginan que no habló hasta los 3 ó 4 años, y no lo hizo fluidamente hasta los nueve. Fue un niño con berrinches violentos, que repetía cada oración que decía e incluso sus padres le consideraban con retraso mental.
Steven Spielberg (1946) → Uno de los más reconocidos entre directores, guionistas y productores de cine estadounidense. Según él mismo narra, comenzó a hablar tempranamente, usaba palabras muy rebuscadas, vocabulario elaborado y formal. Se consideraba un “solitario por naturaleza”, y por eso no compartía sus juegos con nadie.
Bill Gates (1955) → El cofundador de Microsoft desde muy joven demostró una perspicacia inigualable en la informática. Como señales de autismo o síndrome de Asperger se señalan que aún tiene movimientos de balanceo continuo cuando está concentrado.
Asperger en las sociedad
Este tipo de trastorno puede limitar de manera significativa la capacidad de una persona para sus actividades diarias y su participación en la sociedad.
A menudo influyen negativamente en los logros educativos y sociales y en las oportunidades de empleo.
Muchas veces personas con el síndrome suponen una carga emocional y económica para las personas que los padecen y para sus familiares. El cuidado de casos graves puede ser exigente.