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Expresión de genes ayuda a forenses saber la hora de muerte

Un equipo internacional de científicos ha demostrado que los cambios que se producen en la expresión genética de los tejidos cuando una persona muere podrían ayudar a determinar con «una precisión considerable» el tiempo transcurrido desde la muerte de una persona, el llamado intervalo post mortem.

Actualmente, las técnicas forenses solo tienen en cuenta los cambios fisiológicos que se producen en el organismo tras la muerte pero el trabajo, liderado por el genetista del español Centro de Regulación Genómica (CRG) Roderic Guigó y publicado en Nature Communications, sugiere que la expresión de los genes podría tener información adicional para los forenses.

El cuerpo humano tiene unos 20 mil genes y todas las células del organismo tienen los mismos, pero estos no funcionan igual en todas las partes del cuerpo: en cada tejido funcionan de manera distinta, es lo que se conoce como «expresión génica».

«Se podría decir que el cuerpo humano tiene unas 20 mil bombillas, que corresponderían a los genes, que funcionan con intensidades distintas. Esto es lo que llamamos expresión de los genes, que es distinta en cada tejido», explica Guigó en declaraciones a Efe.

Para estudiar los cambios específicos de cada tejido tras la muerte de una persona, Guigó y sus colaboradores analizaron los datos de secuenciación del ARN -la molécula que producen los genes- de más de 7 mil muestras de 36 tejidos diferentes de 540 individuos obtenidos de GTEx, un proyecto de biobanco que recoge muestras de tejido humano post mortem.

Al analizar estos tejidos, los investigadores vieron que la muerte no conduce a la muerte «inmediata» de las células, sino que, antes de apagarse por completo, las células registran cambios en la expresión de sus genes, y esos cambios varían de un tejido a otro.

Los investigadores creen que esta información podría ser utilizada en la medicina forense, si bien, advirtió Guigó, harán falta estudios mucho más exhaustivos.

Dichos estudios deben tener en cuenta otros factores como la temperatura del ambiente en el que se encuentra el cadáver, la edad o, incluso, la causa del fallecimiento porque la expresión de los genes cambia con todos estos factores: «todo tiene su reflejo en la genética».