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Presidente de Chile se compromete a recuperar la unidad y confianza de su país

Este domingo en el Congreso chileno se repetirá la misma escena que hace ocho años: la presidenta socialista Michelle Bachelet le entregará el poder al líder de la derecha, Sebastián Piñera. Luego de un Gobierno de centroizquierda con un fuerte sello transformador, que fue perdiendo el apoyo ciudadano, Piñera vuelve al poder con mayor experiencia y varias misiones: fundar una derecha renovada y despercudida del fantasma de la dictadura, proyectar a su sector político al menos por dos períodos, retomar el crecimiento económico y, con un Congreso sin mayorías, apelar a la unidad y a los consensos.

Será complejo luego de una campaña presidencial que polarizó al país, pero que él ganó con un contundente 54%.

P. ¿En qué áreas busca conseguir consensos?

R. Buscamos cumplir cuatro grandes acuerdos nacionales: un gran acuerdo por la infancia, para el combate contra la delincuencia, modernizar el Estado y para transformar a Chile en un plazo de ocho años en el primer, ojalá no el único, país de América Latina que alcance el desarrollo y derrote la pobreza. Es necesario abandonar el conflicto exacerbado y recuperar un sentido de país, de misión.

P. El Gobierno saliente ha dicho: “Aunque les pese, hemos acercado a Chile a ser un país desarrollado”

R. Los hechos son más duros, fuertes y elocuentes que todas las palabras. Durante el Gobierno que termina, Chile perdió gran parte de su capacidad de crecimiento, redujo la inversión, llevó la productividad a ser negativa. Creó pocos empleos y la mayoría de ellos públicos o muy precarios. Ese no es el record de crecimiento y desarrollo que Chile necesita, que Chile puede y que Chile merece.

P. ¿Cómo va a hacer para que la economía chilena remonte?

R. Haciendo una buena Administración: seria, responsable, con buenas políticas públicas. Pero adicionalmente, mi Gobierno tiene la misión de recuperar en Chile la unidad y la confianza. Recuperar las confianzas de los ciudadanos en el gobierno, de los consumidores en la economía, de los inversionistas en el futuro. Vamos a hacer una política macroeconómica seria y responsable y esto significa ser muy prudentes con el manejo de la política fiscal y no permitir déficits fiscales más allá de lo razonable, ni mucho menos crecimientos excesivos de la deuda pública como ocurrió durante los últimos cuatro años. Tenemos una poderosa agenda de productividad, vamos a hacer un enorme esfuerzo por modernizar el Estado y recuperar la inversión, que ha caído sistemáticamente en el último Gobierno.

P. Bachelet ha manifestado que defenderá su obra. ¿Jugará un papel desde la oposición? ¿Cree posible una tercera postulación de la presidenta?

R. Es natural que la presidenta quiera defender su obra, quién puede criticarla por ello. Sobre una nueva candidatura, yo la escuché decir que no iba a postular nunca más a ningún cargo de elección popular. Ahora, la libertad es libre y eso es lo bonito de la democracia.

P. ¿Cuáles reformas de Bachelet pretende frenar?¿Cuáles necesitan corrección?

R. Vamos a mantener algunas políticas que creo que fueron muy buenas, como el avance que se logró en materia de probidad y transparencia, en reducir discriminaciones, etcétera. Pero en lo medular vamos a hacer cambios muy importantes en materia de desarrollo económico y en ese frente hay tres grandes reformas que necesitan perfeccionamiento: la reforma tributaria, la laboral y la educacional. La reforma educacional que hizo la presidenta se preocupó de muchas cosas, menos de lo más importante: la calidad de la educación en la sala de clases y ahí está el talón de Aquiles de los países que aspiran a dejar atrás el subdesarrollo.

P. ¿Qué piensa sobre el proyecto de nueva Constitución que acaba de presentar al Congreso?

R. En nuestro programa existe un proyecto de perfeccionamiento y modernización de nuestra Constitución y lo vamos a impulsar con mucha fuerza. La Constitución debe ser el gran marco de unidad, estabilidad, proyección de futuro de los países y por tanto es muy importante que sea fruto de un gran acuerdo. Pero esta Constitución que se presentó hace algunos días atrás, no la conocía prácticamente nadie, ni siquiera los partidos de la Nueva Mayoría de centroizquierda. Esa no es la forma, creo yo.

P. Su Gobierno parece tener la decisión de plantar cara a la izquierda en lo que ésta ha considerado su territorio exclusivo, la preocupación particular por los sectores vulnerables de la sociedad.

R. La izquierda en Chile siempre ha tenido algunas pretensiones. Una es que algunos piensan que son los únicos que tienen legitimidad para gobernar Chile. Eso es un error garrafal, es no comprender la democracia. Segundo, tiene la pretensión de una preocupación exclusiva por los sectores más vulnerables, otro error.

P. ¿Su Administración amplía lo que se concibe como vulnerabilidad? Tiene una especial preocupación por ese 65% de clase media.

R. En los años 90 más de la mitad de los chilenos vivía en la pobreza. Hoy esa cifra ha disminuido significativamente, pero todavía tenemos en Chile cerca de dos millones de chilenos, de una población de 18, viviendo en condiciones de pobreza. Ésa prioridad sigue estando. Pero ha surgido una gran clase media, que es un tremendo activo y patrimonio de nuestro país, que está muy orgullosa de lo que ha logrado en base a su propio esfuerzo. Quiere seguir progresando, pero también tener ciertas seguridades de que no va a volver a una situación de pobreza que abandonó.

P. ¿Hasta qué punto la derecha social le identifica? Ese concepto está asociado a la derecha populista en Europa.

R. Si se le quiere llamar derecha social a una preocupación especial por los más pobres y por la clase media, yo adhiero a esa definición, me interpreta plenamente. Pero nada más ajeno y más distante de nuestros principios y de nuestra intención que caer en el populismo, que es uno de los grandes enemigos de las democracias modernas, una conducta irresponsable que promete pan para hoy día y entrega hambre para mañana.

P. ¿Cuál es su mirada sobre el futuro de Chile? ¿Usted qué busca construir o legar?

R. Que Chile dé un gran salto hacia el desarrollo integral y eso es mucho más que crecimiento económico.

P. ¿Cómo ve la región?

R. América Latina es muy heterogénea. Los países de la Alianza del Pacífico – México, Colombia, Perú y Chile- tenemos un compromiso sólido con la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos, la economía social de mercado, la apertura, la integración y la justicia social. El Mercosur, por otra parte, ha sufrido un cambio radical, porque la orientación que tenía Brasil y Argentina es muy distinta a la que tienen hoy día con los presidentes Temer y Macri, por lo que veo muy factible un acercamiento entre la Alianza del Pacífico y los países del Mercosur. Una tercera realidad es la que tienen países como Cuba y Venezuela, en una crisis brutal.

P. ¿Qué hará la región con Venezuela?

R. Lo de Venezuela es una tragedia. Dejó de ser una democracia y frente a eso los países democráticos de América Latina y el mundo no pueden permanecer indiferentes. Tanto Unasur, el Mercosur como la OEA tienen cláusulas democráticas que tienen que ser invocadas y utilizadas con mayor efectividad.

P. ¿Cómo se coloca Chile en el mundo dominado por el proteccionismo de Trump?

R. Chile es un país muy abierto al mundo. Tenemos tratados de libre comercio con prácticamente todas las principales economías -Estados Unidos, la Unión Europea, China, Japón, América Latina y vamos a seguir en ese camino.