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Diario El Tiempo de Puerto La Cruz se convierte en semanario por falta de papel

Hasta este viernes 27 de abril circuló, en su versión impresa diaria, el periódico El Tiempo de Puerto La Cruz. La versión semanal llegará a los quioscos a partir del próximo viernes. así lo reseña eltiempo.com.ve

La falta de efectivo, de papel suficiente para circular y la disminución de los ingresos económicos motivaron la decisión. Después de 60 años como diario de circulación en el oriente del país, a partir del 4 de mayo comenzarán a circular en versión semanal.

En su editorial de despedida como medio impreso de circulación diaria, la redacción de El Tiempo ofrece más días de venta, así como una apuesta editorial basada en la investigación, la profundidad, la actualidad enmarcada dentro de una realidad que pide más análisis y soluciones.

Lea el editorial completo del diario El Tiempo:

Hoy, 27 de abril de 2018, circula nuestra última edición diaria

“Nuevos canales de distribución, más páginas, mayor contenido de profundidad, más información de servicios, más análisis y contextos, más entretenimiento e historias, más color, más reportajes, más espacio para la publicidad, mejor y más tiempo de exhibición del producto; hacia eso apuntamos con los cambios que regirán en El Tiempo a partir de la semana que viene.

Para nadie es secreto el declive económico que vive nuestra nación. Señalar a los responsables es fácil, reconocer dónde están quienes echaron abajo al país sirve como catarsis, pero no para buscar salidas creativas a la crisis.

Hablar acerca de los problemas por la falta de dinero en efectivo, de la inflación a la que ya no hay nombre que ponerle pues los adjetivos que describan su magnitud no existen, de la fuga masiva de talento, de las dificultades para continuar con los modelos de negocios óptimos y honestos, funciona como desahogo, pero no orienta ni empuja hacia adelante. Nosotros, en esta empresa que pronto cumplirá 60 años, no sabemos planificar sin estrategias que guíen hacia logros y progreso.

Echarnos a morir no está en nuestro ADN, forjado en las más duras tareas que nos han permitido salir airosos por varias décadas, y mantener nuestros valores e independencia informativa.

Lo que pasa en Venezuela no es normal. Está mal. No es ninguna guerra económica. Casi 20 años en el poder y seguir acusando por los males del país a agentes externos, habla muy claro de quiénes son los culpables.

Desde hace años, mes tras mes, hemos estudiado nuestras posibilidades. Hemos tenido que cerrar algunas oficinas, sacrificar algunos productos, con la intención de seguir en nuestra labor de informar balanceadamente, como acto de responsabilidad ante tanto radicalismo y manipulación. Y precisamente por ser responsables hicimos ajustes para continuar, como sacar de circulación nuestra revista dominical Ardentía y dejar de publicar El Tiempo los sábados y domingos.

Conocidos, extrabajadores y allegados nos preguntaban cómo hacíamos para permanecer en funcionamiento. A todos les decíamos que seguiríamos mientras pudiéramos cumplir con el periodismo (el bueno, que es el propio y original), con nuestros lectores, anunciantes, aliados comerciales y con nuestros empleados.

No podíamos mantenernos inertes mientras los alrededores mostraban que había que transformarse. El problema de la falta del efectivo es un detonante que no puede verse de manera aislada; esa barbarie que ha incentivado una gestión sin escrúpulo, ha hecho tanto daño, como la inflación descomunal o como el nocivo control de cambio que va ya para 15 años engordando de dólares los bolsillos de los que tienen el manejo de las divisas que recibe el país. No hay que ser una lumbrera para saber quiénes se benefician con esas aberraciones económicas.

Estos factores son fáciles de identificar. Lo difícil es actuar honestamente y proseguir con lo que se plantea una empresa como objetivo, que en el caso de una de comunicación social consiste en ofrecer información equilibrada, con varias voces, con datos comprobados, que esté disponible y que genere rentabilidad para poder pagar sueldos decentes.

Detrás del periódico que día a día se vendía en la calle había cantidad de procesos y gastos que ya estaban superando por mucho lo que ingresaba. El esfuerzo de nuestros trabajadores, quienes se multiplicaron en tareas y en inventiva para solventar problemas como carencia de repuestos para maquinarias de la rotativa o falta de personal especializado en varias áreas, permitieron capear un temporal que ya se hizo permanente.

Ese empuje que muestra aún parte importante de nuestro equipo de trabajo nos llevó a buscar salidas creativas para seguir, crecer, atender las necesidades de un medio de comunicación independiente y a la vez vislumbrar nuevas transformaciones que hagan que la marca El Tiempo mantenga la fuerza que por años la ha sostenido].

Una de esas iniciativas es comenzar a producir un semanario.

Hoy, 27 de abril de 2018, circula nuestra última edición diaria. La semana que viene comenzaremos con nuestro producto semanal.

El 4 de mayo nos estrenaremos con una publicación que se mantendrá en venta por más días, con la fortaleza de nuestros puntos tradicionales de exhibición y de otros nuevos. Apoyados en una apuesta editorial en la que la investigación, la profundidad, la actualidad enmarcada dentro de una realidad que pide más análisis y soluciones, seguiremos vigentes y tendremos el honor de perdurar en este hermoso oficio que por décadas hemos tenido la suerte de ejercer.

Seguiremos con más fuerza en la comunicación diaria y en tiempo real, con un equipo periodístico reforzado para nuestra web y nuestras redes sociales, respaldadas por miles de seguidores (más de 440 mil en Twitter y más de 160 mil en Instagram, cifras que nos colocan en la cúspide de esta parte de la nación). De esta manera estaremos montados en lo actual con mayor energía, y a la vez sumaremos las ventajas que dará el semanario.

Es normal sentirnos afligidos por tener que darle reposo a un producto que fue exitoso en su circulación diaria. Desde hace rato nos acompaña el dolor por la gente que fue parte de nuestra familia, que tanto aportó para que El Tiempo creciera y se mantuviera, y que se ha ido tanto de la empresa como del mundo terrenal, y hasta a otros países y ciudades, sin poder ver el cambio que tanto anhelaban.

El luto lo llevamos desde hace meses, como miles de empresas y de familias que han tenido que dar pasos nuevos, forzados por una situación que no tiene nada de casual, que obedece a una intención de un grupo de perpetuarse en el poder a costa de la debacle económica y moral de la nación. Ya sumamos años con este escenario y sabemos que entregarnos no es opción, que seguir, que inventar y acertar es el camino que por genética transitaremos.

En tiempos en que cerrar se asoma como una salida, nosotros decidimos reinventarnos, pero no para sobrevivir, sino para seguir, con fuerza, ganas y con un grupo grande de lectores, anunciantes y trabajadores que por años nos han dignificado con su apoyo.