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Siete claves para entender la emergencia humanitaria compleja que vive Venezuela

Ya no se trata de una crisis humanitaria, advierten las ONG venezolas que defienden el derecho a la saludVenezuela ahora atraviesa una emergencia compleja en el sector sanitario. Así lo alertaron 11 organizaciones en un reporte divulgado el pasado jueves, 11 de octubre, que recoge cifras del éxodo de médicos, la falta de tratamiento, la ausencia de políticas públicas y la precarias condiciones que se viven en los hospitales de la red pública.

El término “emergencia humanitaria compleja” para explicar la situación que vive Venezuela es nuevo. Sin embargo, sus consecuencias son familiares para todos los venezolanos desde que se agudizó la crisis de salud.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dice que emergencia compleja es una crisis humanitaria grave, que suele ser el resultado de una combinación de inestabilidad política, conflictos y violencia, desigualdades sociales y una pobreza subyacente.

Las ONG como Acción Solidaria y Prepara Familia advierten en el informe que este tipo de emergencias son de carácter político e impactan la estabilidad civil y económica de la sociedad.

Claves del impacto de la emergencia compleja en el derecho a la salud

1. Poca inversión en el sector salud

Uno de los principales puntos que destaca el informe es la baja inversión en el gasto público de salud con 1,5% del Producto Interno Bruto, lejos del 6% recomendado por la Organización Mundial de la Salud. “Venezuela es el único país que retrocedió a menos de lo que gastaba en 1995, año donde era 1,8% del PIB“, alertan las ONG en el reporte.

Esta falta de inversión se vio reflejada en años pasados y desató la severa escasez de tratamiento. Entre 2012 y 2016, el recorte de divisas para importaciones del sector salud fue de 70% y el Gobierno no tomó “ninguna previsión ni un plan de contingencia” para mitigar el impacto de esta medida en los pacientes.

2. Repunte de las epidemias

Las enfermedades prevenibles azotan a la población. El reporte señala que, hasta 2018, Venezuela acumula 9.362 casos de difteria y sarampión, incluyendo 230 defunciones. Pese a los intentos del Gobierno por frenar la diseminación de estas infecciones, ambas han afectado a todos los estados del país.

Otra epidemia que continúa activa es la de malaria, enfermedad que registró más de 400 mil casos durante 2017. Para finales de 2018 se calculan más de 700 mil nuevos casos y 1.500 muertes de la enfermedad transmitida por el mosquito anopheles.

3. Sin medicamentos

La falta de tratamiento es algo que ha afectado a todos los pacientes por igual, sin importar su condición de salud o patología. El reporte da cuenta de 140 mil personas con cáncer y más de 300 mil con condiciones cardíacas que han visto reducidas su posibilidades de vivir por la ausencia de diagnóstico, cirugía y medicamentos.

Las ONG también advierten que desde 2016 unas 300 mil personas con enfermedades crónicas, como parkinson y hemofilia, han sido privadas de tratamiento.

El número de personas atendidas en instituciones psiquiátricas públicas descendió de 23 mil a apenas 3.500; mientras que se estima que 2.500 pacientes renales de un total de 15 mil han fallecido por fallas en el acceso a tratamiento de diálisis.

4. Sin insumos ni equipos

Los números de la crisis hospitalaria están en rojo. No solo 71% de las emergencias no pueden prestar servicio de manera regular, sino que 22% de estas están inoperativas. Adicionalmente, 53% de los quirófanos de la red pública están cerrados.

A esto se suma un severo déficit de camas que asciende a 64%. Poco menos de la mitad de las camas están fuera de servicio por deterioro, fallas, falta de presupuesto y déficit de personal médico.

La escasez de fármacos en farmacias es de 85% y en hospitales asciende a 88%. Esto ha traido como consecuencia una reducción del consumo per cápita de medicamentos entre 2014 y 2018, estimado en 93%.

5. Precarias condiciones hospitalarias

El colapso de los servicios públicos es otro punto que destacan las ONG en el informe sobre la emergencia compleja. No solo la ausencia de agua afecta a la red pública y privada de salud. Los cortes de luz, que se han intensificado en los últimos dos años, también representan un dolor de cabeza para las clínicas y hospitales del país.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hospitales divulgada a principios de 2018, alrededor de 33% de los centros de salud públicos no cuentan con plantas eléctricas para responder en caso de un apagón.

6. Médicos, enfermeras y técnicos en fuga

La Federación Médica Venezolana (FVM)estima que, solo entre 2012 y 2017, alrededor de 22 mil galenos venezolanos han abandonado el país. La cifra la engrosan especialistas y residentes, que en su mayoría prestaban servicios en las áreas de pediatría, medicina general, emergencia y cirugía, y representa una pérdida de al menos 55% del personal médico.

A estas renuncias se suman las bajas de 6.600 bioanalistas y 6.030 enfermeras.

7. Laboratorios y materiales en cero

El reporte alerta que casi la totalidad de los laboratorios nacionales presentan fallas severaspara realizar pruebas diagnósticas; mientras que 69% de los bancos de sangre no pueden garantizar transfusiones seguras por falta de reactivos.

No solo la serología falta en los laboratorios. También conseguir el resto de los materiales, como repuestos para equipos, tubos de ensayo, inyectadoras, guantes y recolectores de muestras, se ha convertido en un imposible. Esto trajo como consecuencia que 38% de los laboratorios se declararan en cierre técnico para la primera mitad de 2018.