Mea Culpa.. Por: Orlando Chacón
“¡La culpa es de los políticos!”, es el grito que me hacía un comerciante desde la silla de su
negocio, en uno de los recorridos que hacemos diariamente por los sectores de Maracaibo.
Cuando conversaba con él, luego de llamar mi atención, me decía que todo lo que estaba pasando
era culpa de los políticos, que todos eran “bandidos, corruptos y ladrones”, que por eso
estábamos así. Le pregunté sencillamente “¿Qué ha hecho usted como ciudadano para cambiar la
realidad que vive nuestra Venezuela y su gente?” Luego de guardar unos segundos de silencio, me
preguntó “¿y qué puedo hacer?”
La realidad es que se han cometido errores, los hemos cometido. Eso lo tenemos muy claro.
Quienes han dirigido –en su mayoría- el destino político del país nos han llevado por un constante
camino de ilusiones que solo se han traducido en frustración y desesperanza. En ocasiones, esos
mismos han actuado de forma personalista, egoísta y han jugado a que prevalezcan sus ideas y sus
beneficios por encima de los valores y de lo que desde hace años necesitamos: Políticos con P
mayúscula y un cambio de gobierno que inicie por la reconstrucción de toda una sociedad.
Como ciudadanos, también tenemos responsabilidad. La primera, es simple, ser ciudadano.
Cuantas veces nos hemos sentado a pensar en ¿cómo estamos contribuyendo a la reconstrucción
del país?, si somos representantes de los valores que hacen a una sociedad más igualitaria y
consciente o somos parte del problema.
En Venezuela, lamentablemente, nuestro pueblo padece de memoria a corto plazo, cometiendo
los mismos errores una y otra vez, sacrificando y sometiendo a generaciones a brechas de
transiciones que nos han alejado del progreso y el respeto a lo que por derecho nos pertenece. El
mesianismo y la antipolítica que trajo a Chavez al poder aquel día, hoy es enarbolado por quienes
contrario a construir, solo buscan destruir. En Argentina, por ejemplo, quienes generaron la crisis
incluso siendo descubiertos con millones de dólares enterrados en sus casas, hoy se presentan
como la solución a esos problemas frente al cambio que inició el gobierno de Macri y que le ha
tocado dirigir en una fuerte transición, pues todas las transiciones y debemos tenerlo claro, son
difíciles y conllevan sacrificios.
Como ciudadanos, nos hemos dejado comprar por aquellos populistas que venden ilusiones y
discursos enardecidos, muchas veces bajando cuadros de Chavez y otras con un mazo en la mano.
Pero hemos dejado a un lado el escuchar propuestas, a quienes están preparados y pueden sacar
adelante a nuestro país, a quienes nos acompañan diariamente, por aquellos que aparecen en
grandes camionetas en tiempos de elecciones.
Quienes no estamos de acuerdo con la destrucción, con este modelo de gobierno, somos
oposición, todos somos oposición al hambre, a la corrupción y la desidia que representa esta
dictadura. Desde los políticos, profesores, obreros, estudiantes, comerciantes, cultores hasta los
ciudadanos, todos somos oposición. Y debemos tener claro que la salida de esta pesadilla inicia
por la organización y articulación de cada calle, sector y comunidad. Pasando de la inacción a la
acción por parte de cada ciudadano que está desesperado y que no aguanta más. Es momento –
como lo escribí en un artículo anterior- de hacer y estar, “yo estoy acá porque me enojé, me
entristecí y decidí no conformarme ni aceptar lo que estaba viviendo nuestro país y su gente”.
Quienes nos hemos formado e incorporado a la política por vocación de servicio, por aspirar el
realizar cambios y construir propuestas que generen el progreso que merecemos en cada una de
nuestras ciudades, estamos asqueados de las generaciones políticas que nos anteceden y que
pretenden continuar haciendo desastre como forma de hacer política. Y para eso estamos
trabajando, para ser la generación de relevo que enaltezca la política como servicio, que
represente los valores que nos hacen grandes venezolanos y que devuelvan a nuestra familia ser
esa institución y pilar de la sociedad.
No seamos espectadores, seamos protagonistas del cambio. Juntos, podemos reconstruir a
nuestra amada Venezuela.