Justicia chilena condena a seis personas por muerte del expresidente Frei Montalva
Tras casi dos décadas de investigación los tribunales chilenos han fallado este miércoles que el expresidente democristiano Eduardo Frei Montalva no murió en la Clínica Santa María por complicaciones de una hernia, sino que se trató de un homicidio.
El fallecimiento de Frei, en 1982, en plena dictadura de Augusto Pinochet, se convirtió en uno de los casos judiciales de mayor simbolismo en Chile.
En su resolución, el magistrado Alejandro Madrid sentencia a seis personas por su participación en la muerte de Frei: dos médicos, dos tanatólogos y dos integrantes de la Central Nacional de Informaciones (CNI, la policía secreta de Pinochet).
«Una sustancia química evidentemente colaboró a la situación definitiva que tuvo el expresidente«, indicó el juez Madrid en una entrevista concedida al portal web del Poder Judicial chileno, aunque en su fallo de primera instancia no pudo acreditar el «asesinato u homicidiocalificado, utilizando veneno o una premeditación».
El fallo de Madrid tiene determinadas inconsistencias que obligarán a las partes a apelar ante los tribunales superiores. La familia Frei, por ejemplo, buscaría que el delito se califique el homicidio calificado, aunque celebraron las condenas: «Se ha impuesto la justicia por sobre la impunidad», indicó el abogado de la familia, Nelson Caucoto.
«Tenemos que alegrarnos que después de una larguísima investigación, se ha dictado una sentencia condenatoria en un crimen inédito en Chile, en la más grande operación de inteligencia que jamás se haya desarrollado en tiempo de la República«.
En la sentencia, de 811 páginas, el juez Madrid condenó a 10 años de presidio efectivo al médico Patricio Silva como autor de homicidio simple. Como coautores del mismo delito, sentenció a siete años de cárcel a Luis Becerra —chófer de Frei e informante de la CNI— y a Raúl Lillo, agente civil de la policía secreta del régimen.
En su calidad de cómplice, el magistrado condenó a cinco años de presidio a otro médico, Pedro Valdivia. Los tanatólogos Helmar Rosenberg y Sergio González, en tanto, por haber encubierto el homicidio deberán cumplir penas de tres años de privación de libertad, aunque no con cárcel efectiva.
La Clínica Santa María, a su vez, ha sido investigada en otros casos de alto alcance: fue en el mismo centro asistencial en donde murió Pablo Neruda en 1973. Según la versión oficial, el poeta falleció de un avanzado cáncer de próstata, pero hoy —en un caso que sigue abierto—, tras la exhumación del cadáver, se investiga si el Nobel efectivamente falleció a causa de esa enfermedad y la presencia de determinadas toxinas.