“La Misericordia hay que vivirla”
El calor y el Sol no fueron impedimento para que una marea con el tricolor nacional y destellos blancos inundaran parte de la avenida Bella Vista y 5 de Julio completa en lo que fue la procesión de Jesús de la Divina Misericordia.
Con lema La Fiesta de los Jóvenes, este domingo en el mediodía se llevó a cabo la procesión de Jesús de la Divina Misericordia la cual llegó hace la ciudad Universitaria donde a las 5.30 de la tarde monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo, ofició la misa.
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Poco antes de que iniciara la Hora Santa, Zulema Franco, de 60 años, una de las tantas devotas que asistió, comentó a La Verdad que desde hace 22 años ella vive la Misericordia. “No es solamente venir a la procesión de Jesús de la Divina Misericordia, la Misericordia hay que vivirla”.
Comentó que hace cuatro años fue decretada diabética y de hecho sufrió un coma diabético, pero su fe en Jesús la salvó. “Los médicos me daban por muerta, pero Jesús me salvó”.
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Indicó que no pasa un día en su vida en el cual no viva en Jesús de la Misericordia y explicó a este rotativo como lo hace: “Lo hago con piedad, amor y compasión”.
Otra cara de la fiesta religiosa fue las peticiones y como era de esperar la principal petición era el “fin de la crisis venezolana”, “que mejore la situación del estado Zulia” y “la unidad de todos los venezolanos”. Otros pidieron por sus familiares enfermos y los que están en otras latitudes a la espera de un cambio para regresar a su país.
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Una fiesta de fe
Asociación Pública de Fieles Laicos María Camino a Jesús estimaban una asistencia igual o superior a la del año pasado, la cual rondó entre los 250 mil a 300 mil fieles, quienes caminaron cerca de 5,9 kilómetros para acompañar al Hijo de Dios en sus recorrido por la calles del norte de Maracaibo.
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A la 1.30 de la tarde, como estaba previsto, inició la Hora Santa con Adoración y coronilla. Poco antes de las 2.30 la imagen de Jesús de la Misericordia salió entre cantos y aplausos. A su paso caían pétalos de flores y detrás de la imagen volaban globos, mientras un marea de manos se alzaban al cielo.
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La alegría acompañaba por todas las esquinas. Los sacerdotes, quienes celebraban su día, sonreían, cantaban y animaban a los feligreses a cada paso. Tarimas y camionetas con grupos musicales amenizaban el recorrido que era acompañado por un grupo de voluntarios y especialista en primeros auxilio para ayudar e hidratar a los feligreses que participaron en la jornada.
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A las 4.30 llegó la ciudad universitaria donde monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo, ofició la misa, la cual contó con la de la advocación mariana: María, Virgen y Madre Reconciliadora de Todos los Pueblos y Naciones, proveniente de Finca Betania, ubicada en el estado Miranda.
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