Tecnología que te mantendrá conectado
El 5G está llamado a aumentar conexiones
En un escenario en que muchos usuarios ya están asombrados por la capacidad del 4G a la hora de acelerar y mejorar las conexiones, especialmente las móviles, el 5G está llamado a aumentar todavía más esas prestaciones.
Sin embargo, son muchas las preguntas que suscita esta tecnología: si se implanta el 5G, ¿habrá suficiente ancho de banda para dar soporte a todas las conexiones? Si vivimos en la era del Internet of Things (IoT) y cada vez vamos a tener más aparatos conectados a un servidor externo o incluso entre sí, ¿cómo podemos asegurar la viabilidad de conexión del 5G?
La clave: el ‘edge computing’
Es aquí donde entra en juego una tecnología esencial: el ‘edge computing’ (también llamado ‘conexión en el extremo de la red’), que va a ser uno de los pilares del 5G para plantear un cambio radical en la forma de conexión. En síntesis, esta tecnología permitirá capacidad de almacenamiento y procesamiento más cerca de los usuario. Esta unida con otras características del 5G, harán que se puedan asignar recursos de red allí donde son necesarios.
Debemos partir de una cuestión esencial: cuando los dispositivos conectados necesitan procesar datos (por ejemplo, maquinaria industrial de una línea de producción, o cámaras de seguridad y semáforos) normalmente se conectan a servidores externos o incluso a servicios en la nube, que son los que se encargan de esa computación. Sin embargo, el ‘edge computing’ le da la vuelta a este concepto.
El planteamiento de esta tecnología es el siguiente: cada vez hay más dispositivos IoT conectados y mayores demandas de respuesta rápida de la red a sus peticiones que llegan a servidores centrales. Estas redes tienen que llevar todas esas peticiones hasta los nodos de toma de decisiones, lo que hace que la latencia o la velocidad de respuesta sea lenta (ya que los nodos a los que se conectan están muy lejanos). También, si estos dispositivos necesitan acceder a un contenido de vídeo, el ancho de banda que se necesita dar desde los servidores lejanos va a competir con muchos dispositivos de la red.
Por tanto, el ‘edge computing’ apuesta porque sean precisamente los propios dispositivos los que se encarguen de las labores de procesamiento de datos. Así pues, si hasta ahora un objeto inteligente envía sus datos a un servidor externo, ese servidor los gestiona y se los devuelve ya procesados, ahora ese procesiamiento se realizará en las proximidades del propio objeto, agilizando el tiempo de respuesta. Si además necesita de un intercambio de imágenes o vídeo, si se tiene ese contenido en local el ancho de banda disponible será mayor.
El ‘edge computing’ disminuye la latencia de las conexiones y mejora el ancho de banda
pongamos otro ejemplo. Imaginemos que Madrid se ha convertido en una ‘smart city’ en la que la mayoría de coches circulan conectados e incluso se transmiten información entre sí: a qué velocidad están yendo (para evitar accidentes), qué direcciones piensan tomar (para descongestionar el tráfico), etc. De este modo, si un coche conectado quiere comunicarse con otro, manda sus datos a la nube y es esta la que los devuelve, ya procesados, a otro coche, por lo que el tiempo que tarda en realizar este proceso va a ser alto. La intención del ‘edge computing’, por tanto, es hacer todo este procesado cerca de los propios coches para que estos tiempos se acorten.
Esta tecnología instaura dos ventajas principales. En primer lugar, disminuye la latencia de las conexiones, ya que el dispositivo en cuestión (el coche conectado o la nevera) no tiene que enviar sus datos a servidores externos, sino que se procesa cerca de donde está el dispositivo. En segundo, el menor recorrido de la conexión para poder acceder al contenido provoca que la necesidad de ancho de banda hasta los servidores lejanos también sea menor, agilizando y mejorando las conexiones de cualquier aparato móvil o conectado.
El siguiente paso: Adaptive Edge
En este contexto, Cellnex, Intel y NearbyComputing han desarrollado Adaptive Edge, un proyecto conjunto de ‘edge computing’ que asigna recursos de la red y capacidades de computación adicionales más cercanos a los usuarios y dispositivos en situaciones donde hay –o está previsto que haya– una demanda superior de tráfico de datos o se requieran aplicaciones que requieran respuesta rápida de la red, tal y como puede ocurrir, no solo en coches conectados sino en grandes eventos deportivos, manifestaciones, congresos, situaciones en las que necesidades de conexión se incrementan de manera exponencial, entre otros.
El uso de esta tecnología acerca la capacidad de computación a la antena, con el objetivo de lograr un nivel de latencia mínimo (asociado al 5G), liberar ancho de banda del operador y dar servicio con una velocidad de respuesta máxima y de mayor calidad.
Para gestionar el ancho de banda y la capacidad de la red de forma local, Adaptive Edge utiliza diferentes tecnologías: plataformas Multi-Access Edge Computing (que permite procesar el tráfico de manera local), el servicio de orquestación, que puede asignar más o menos recursos allí donde existe mayor demanda o en el caso de tener unas necesidades especiales y garantizar un servicio mínimo y, potencialmente, nodos FOG, más enfocados al IoT, para dar respuestas en el dispositivo, que logran en su conjunto una latencia mínima en la transmisión de datos en los procesos industriales.
La tecnología asigna capacidades de computación adicionales en situaciones de mayor demanda de tráfico de datos.
Un ejemplo de esta tecnología es el mostrado por Cellnex en el pasado MWC, donde disponía de cámaras que analizaban el número de personas que pasaban por su stand y, si detectaba una gran demanda de contenido en los alrededores, activaba recursos ‘edge’ para poder ofrecer servicios de conexión, demostrando la capacidad de distribución de contenidos en diversos contextos.
Los servicios de vídeo bajo demanda también suelen aumentar las necesidades de conexión. Para paliar esta necesidad, Intel mostró en el MWC su ‘Programmable Acceleration Card del Arria 10 GX’, que genera un nodo capaz de dar flexibilidad de los recursos disponibles y conseguir que la demanda de conexión sea satisfecha pese a estar en sitios con gran cantidad de personas.
Estas son algunas de las aplicaciones del ‘edge computing’, pero hay muchas más: motos conectadas, electrodomésticos inteligentes, telemedicina, procesos industriales… Para José Antonio Aranda, Innovation & Product Strategy director de Cellnex, en definitiva, «el ‘edge computing’ aporta valor añadido a las torres de telecomunicaciones, ya que el procesamiento de datos desde la misma torre nos permite la transmisión de esos datos con mínima latencia. El uso de esta tecnología adaptativa es clave para emplear correctamente el espectro, liberando ancho de banda para aquellas ocasiones o lugares en donde es realmente necesario», reseña El Confidencial.