Guaidó: “La Fuerza Armada no está dividida sino descontenta y desmoralizada”
la salida de Evo Morales del poder en Bolivia, en donde el pronunciamiento militar jugó un papel determinante, ha puesto en alerta a Nicolás Maduro; de allí que ha reforzado la persecución interna y ha anunciado más inversión en materia de inteligencia a fin de tener mejor controlados a sus oficiales, opina el presidente de la AN, Juan Guaidó.
El pasado domingo, el presidente Nicolás Maduro, en advertencia a los componentes militares, insistió en que Estados Unidos y Colombia siguen intentando dividir a la Fuerza Armada Nacional, con la complicidad del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó y aseguró que han desarticulado 47 intentos de captar a oficiales venezolanos de los cuatro componentes.
El Estímulo sostuvo una entrevista con Guaidó para conocer su opinión sobre lo expresado por Maduro y pulsar cómo se están manejando los vínculos de la oposición con el sector castrense.
Sostiene el líder opositor que lo que refleja Maduro es miedo y la evidente dependencia que tiene hoy con el sector militar para mantener el poder, sostiene Guaidó.
“Como ocurre en este tipo de regímenes que terminan dependiendo netamente del poder de las armas luego que destruyeron toda la institucionalidad del país. Yo creo que lo que ocurre, a lo interno de la Fuerza Armada, no es que está dividida sino descontenta y desmoralizada mayoritariamente por el hambre, al igual que el país. La tropa acaba de cobrar 900 mil bolívares de aguinaldo, lo que no les alcanza ni para un mercado. Entonces es evidente que lo que tiene descontenta a la FANB, es lo mismo que al 90% del país. Allí no hay secretos; a lo que le teme Maduro es que el descontento se haya visibilizado, ejercido, como lo hacen los profesores, maestros, enfermeras y empleados públicos. No hay un plan para dividir a la FAN; lo que hay es un descontento generalizado que sería un choque muy inconveniente para Maduro que el descontento se visibilizara lo cual podría ser un detonante y un empuje para buscar una transición”.
-América Latina ha atravesado una serie de conflictos en las que hay búsquedas de cambio; pero el caso de Bolivia, en donde Evo Morales intentaba una cuarta elección no contemplada en la Constitución que devino en un fraude y su salida del poder, tras un definitivo pronunciamiento del alto mando militar ¿Es clave la incidencia de las fuerzas militares para procurar una transición?
-En regímenes como el de Venezuela lo termina sosteniendo solo el poder de las armas cuando se quedan sin argumentos, sin apoyo popular. El mismo hecho de regresar al Parlamento es un reconocimiento del fracaso de los últimos cuatro años. Está claro que allí hay miedo. Ese poder no es solo apoyado en las fuerzas armadas; es el FAES, los colectivos, utilizados como un mecanismo de generación de pánico y terror sobre la ciudadanía.
-En el caso de Bolivia, a partir de un reclamo de la ciudadanía, un reclamo electoral, que tiene tres componentes básicos: el primero, el detonante que fue el hecho electoral; en segundo lugar, la movilización como mecanismo de presión social por el repudio al fraude, como los cometidos durante los años anteriores; y tercero, la intervención de las fuerzas armadas. Allí confluyeron los tres factores que unieron a quienes adversan a Morales; algo que no se habían logrado antes en Bolivia. Son factores que se repiten en transiciones en el mundo.
-Obviamente en Venezuela se comienza a visibilizar claramente ese descontento a través del miedo que expresa Maduro. Y lo reconoce al decir que va a invertir más recursos en inteligencia para perseguir a las fuerzas armadas; a pesar de que ya cuenta con el G2 cubano, con los servicios de inteligencia, aparatos y aplicaciones para hacer seguimiento a civiles y militares; incluso hasta el límite de matar como fue el caso del capitán de corbeta (Rafael Acosta Arévalo). Allí hay un reconocimiento explícito donde dice que tiene que perseguir y por eso viene el caso más delicado para los venezolanos que es la creación de la milicia.
-¿Por qué invierte tantos recursos y crea un componente militar que no está contemplado en la Constitución?
-Porque reconoce que no ha sido suficiente con tener a los colectivos; no es suficiente la creación y ampliación del FAES, la entrega de territorios a organizaciones armadas como el ELN, en el caso de la custodia del sur del país con el tema del oro, y decide ir a un esquema de milicias que tenga rango constitucional y por eso anda el constituyente Francisco Ameliach en una supuesta consulta para modificar la Ley de la Fuerza Armada Nacional.
-¿Eso pone al descubierto los puntos débiles?
-Sí. La debilidad y la dependencia que es más grave aún, producto del temor. El Alto Mando es consciente de esto por la responsabilidad que tienen, porque hasta los cuadros medios van al mismo mercado; porque los que van a los bodegones, donde hay productos exclusivos a alto costo, son 5% de la población militar. Un círculo muy reducido que tiene privilegios. Pero los privilegios tienen un límite en un país que no garantiza el suministro eléctrico, agua, gasolina, medicinas y la atención médica. Un privilegiado puede contar con una planta eléctrica o no hacer cola para surtir de gasolina; pero eso no se extiende a su familia o a su entorno cercano.
El país no solo es inviable por los indicadores económicos; es inviable porque colapsó, por el desastre humanitario que provocaron. Estoy seguro que las familias de estos personajes no están contentos con lo que está pasando.
-Usted ha hablado de conversaciones con civiles y militares. Es decir con sectores del chavismo que pudieran estar descontentos y buscan una vía de solución o un salvoconducto ¿Puede explicar cómo son esos contactos?
-Lo primero es la disposición a llegar a una solución al conflicto. Lo dije en enero cuando me juramenté. Nosotros no queremos torcer el brazo sino extender las manos; haciendo referencia a que todos los sectores son necesarios para lograr una transición, sobre todo en un contexto tan complejo como el que tenemos en nuestro país. Allí hay una disposición que demostramos con el tema de la mediación de Noruega, presentando una opción, y por primera vez en 20 años ellos salieron corriendo de una mediación. Antes se mostraban fuertes y eso cambió también. Hubo que cambiar la estrategia y presentar públicamente nuestras propuestas como lo hicimos hace unos días con el tema del Consejo de Estado, las garantías de los sectores, la elección presidencial que incluye a la FANB en el espíritu que se hizo en 1958; pero no es fácil poder acceder a comunicarse directamente con ninguno de estos personajes por el miedo de Maduro. Nosotros podemos ir al Parlamento y discutir abiertamente, de cara a la elección presidencial, porque esa es la solución al conflicto. Cualquier otra opción es abono al desastre.
-Es decir, ¿Maduro cierra cualquier acceso a debatir y a permitir una comunicación directa con el sector militar por miedo a perder el respaldo como ocurrió en Bolivia?
-Maduro ve sombras en todos lados y el desespero es tanto que ni siquiera se presentó en la marcha de ellos el día sábado. Eso tiene que ver con el miedo. Utilizan al FAES para aterrorizar sobre todo en sectores populares para tratar de mitigar la protesta. Sin ese terror que imponen ya se hubiese desbordado la protesta popular en Venezuela.
El SEBIN se ocupa del control sobre la clase política, medios de comunicación, periodistas, agrupaciones y empresarios; y la Dgcim, evidentemente el sector militar. Pero no confían el uno del otro y por eso tienen a los cubanos para vigilar unos de otros, porque no confía 100% en ellos.
-Sin una participación militar quedarían dos caminos: ¿la presión popular masiva o elecciones?
Dada la magnitud de la crisis, de la emergencia todos queremos la solución ya. Eso tenemos que entenderlo como sociedad. Es difícil vender como una victoria el apoyo internacional que hemos tenido; los espacios que hemos arrebatado para atender la emergencia humanitaria y otros aspectos de la política; pero todo eso no se traduce en que ahora tendremos electricidad, agua, alimentos o medicinas, que la gente no se tenga que morir por falta de diálisis. Eso es lo primero que tenemos que entender. Estamos en emergencia como sociedad.
-El próximo año es factible que convoquen a elecciones Parlamentarias y también que no haya suficiente fuerza popular para generar una elección nacional presidencial. ¿Qué puede hacer la oposición que está organizada a nivel nacional?
-Lo primero que debemos entender es que es necesario concentrar todos los esfuerzos en una solución al problema. Unas falsas elecciones Parlamentarias no solucionaría el problema. Por el contrario, agravaría la crisis. Una elección de las mismas características de la falsa elección Presidencial del 20 de mayo de 2018, no es una solución al conflicto y nosotros no estamos dispuestos a convalidarla y vamos a presionar mucho más duro. La mejor oportunidad de solución al conflicto es mejorar la confianza en el país a través de la inversión extranjera, atender el problema de la crisis humanitaria; y eso pasa por una elección presidencial.
-¿Hay sectores del chavismo que pudieran estar de acuerdo con una elección presidencial?
-Es percepción; pero yo creo que la mayoría del país, excluyendo al PSUV, está unido por una solución. Entienden que esto es inviable; que más allá de un grupo de personas que están en altos mandos, saben que no hay viabilidad alguna. No están gobernando. Entregaron parte del territorio a los irregulares para contrabandear oro, que lo que hace es destruir el Amazonas sin representar un ingreso importante para el país. Por eso mantenemos lo presentado en las reuniones auspiciadas por Noruega como la solución. No pudieron destruir a la Asamblea Nacional; es lo único que reconoce el mundo. Tuvieron que regresar porque existe, es la única reconocida internacionalmente. Y no hay ninguna otra validación. Son los mismos actores que trataron de validar la elección de 2018 y no funcionó.