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Testigo revela irregularidades en el operativo el día de la muerte de Nisman

Tomaban mate y pidieron medialunas. Tocaban todo. Había unas cincuenta personas. La fiscal preguntaba ¿la cortamos acá y la seguimos mañana?”, relató Natalia Fernández en una entrevista con el diario Clarín.

Fernández, de 26 años, explicó que la noche del 18 de enero, cuando caminaba por el barrio de Puerto Madero con una amiga, fue abordada por miembros de las Fuerzas de Seguridad para pedirles a ambas que actuaran como testigos imparciales del operativo que se realizaba en casa del fallecido fiscal, requisito habitual en este tipo de casos en Argentina.

La testigo afirma que el personal que participó en el operativo repasó la documentación esparcida sobre la mesa de Nisman, tocaron el teléfono del fiscal, usaron los baños y la cafetera.

“El portero se sentó al lado mío. Yo me puse a llorar. Estaba muerta de sueño, y me ofreció un café. Y el café era de la cafetera que estaba enfrente a la mesa de papeles. Era la cafetera de Nisman”, expresó.

Alberto Nisman, fiscal especial de la causa sobre el atentado contra la mutual judía AMIA, que dejó 85 muertos en 1994, murió de un disparo en la sien en circunstancias aún no aclaradas, cuatro días después de haber denunciado a la presidenta argentina, Cristina Fernández, por supuesto encubrimiento a sospechosos iraníes del ataque.

La testigo sostiene que en el escenario de la muerte le dieron documentación para firmar cuyo contenido desconoce y que parte de las actas las firmó al día siguiente.

“Había como 25 carpetas. Ellos leían cada página, hacían un resumen, lo escribían y me hacían firmar a mí”, agregó, en referencia a la documentación desplegada sobre la mesa Nisman, quien trabajaba sobre la denuncia por encubrimiento presentada contra la presidenta.

“Cuando estábamos sentadas en la escalera, metieron la camilla y en ella sacaron el cuerpo. Eran como las 03.30 (06.30 horas GMT). Estaba envuelto en una bolsa negra. Se lo llevaron para la derecha, pero a los 15 minutos lo volvieron a meter y se lo llevaron para la izquierda. ‘No boludo, por acá no. Es por allá’, decían con risas. Y después, cuando lo metieron en el departamento no vi por dónde lo sacaron”, relata la testigo.

Además, Natalia Fernández afirma que uno de los peritos dejó el teléfono móvil de Nisman apartado y pidió que nadie lo tocara porque era una prueba pero como no paraba de vibrar una agente de Prefectura lo agarró.

“Yo misma empecé a decir ‘no, no, dijeron que no lo toquen, es el teléfono del tipo al que mataron’. La mina (mujer) soltó el teléfono y hubo carcajadas”, añadió.

La testigo recuerda que la fiscal del caso, Viviana Fein, le mostró una bolsa con cinco “casquillos de bala o algo así”.

También asegura que oyó decir a los peritos que “el disparo a Nisman salió a 11 centímetros de su cabeza” y que unos días antes habían encontrado en el edificio frente al domicilio del fiscal casquillos de bala de un arma que no es común en Argentina.

La fiscal del caso, Vivana Fein, salió hoy al cruce de las afirmaciones de la testigo y aseguró que “lo que dice esta chica no existe, son descabelladas las expresiones que pone en mi boca”.

“No es ni mínimamente lo que pasó”, recalcó en declaraciones al canal Todo Noticias, y anticipó que estudiará con la jueza de la causa las declaraciones de Fernández porque “está mintiendo”.

Posteriormente, Fernández explicó que tiene “miedo y me gustaría tener algún tipo de protección”, en declaraciones a radio Mitre.

“Vivo asustada. Recibí llamados extraños. Me ha pasado de estar trabajando y que me pregunten ‘¿vos sos Natalia, la testigo?’. Le dije que sí era Natalia, pero que no sabía de qué me hablaba”, añadió y aseguró que está dispuesta a declarar ante la fiscal.

Por su parte, referentes de la oposición anticiparon que pedirán protección especial para la testigo.

Un mes después de la muerte de Nisman, los investigadores no han logrado encontrar pruebas concluyentes para determinar si fue un suicidio o un asesinato, aunque las primeras pericias descartaron la intervención de terceras personas. EFE