San José, esposo de la Virgen María
La devoción a san José se fundamenta en que este hombre ‘justo’ fue elegido por Dios para ser el esposo de María Santísima, y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizá se veneraba poco a san José para enfatizar la paternidad divina de Dios. Según san Calixto, esta devoción comenzó en el Oriente, desde el siglo IV, relata también que en la gran basílica construida en Belén por santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.
Antífona de entrada cf. Lc 12, 42
Este es el servidor fiel y prudente, a quien el Señor ha puesto al frente de su familia.
Oración colecta
Dios todopoderoso, que pusiste bajo la fiel custodia de san José los comienzos de la salvación humana, te pedimos que, por su intercesión, la Iglesia pueda llevarla a su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
1ª Lectura
Lectura del segundo libro de Samuel. 2 Sam 7, 4-5a. 12-14a. 16
En aquellos días, la palabra del Señor llegó a Natán en estos términos: “Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: ‘Cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. Él edificará una casa para mi Nombre, y yo afianzaré para siempre su trono real. Seré un padre para él, y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre’”.
Palabra de Dios.
Comentario
La promesa es clave: Dios nunca se apartará de la dinastía de David. Pero Dios es universal: él nunca se apartará de su pueblo, de nosotros, de cada uno de sus hijos. Confiamos siempre en esa promesa.
Salmo 88, 2-5. 27. 29
R. Su descendencia permanecerá para siempre.
Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho: “Mi amor se mantendrá eternamente,
mi fidelidad está afianzada en el cielo”. R.
Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
“Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones”. R.
Él me dirá: “Tú eres mi padre, mi Dios, mi roca salvadora”.
Le aseguraré mi amor eternamente,
y mi Alianza será estable para él. R.