Opinion

De aquí y allá

Por: Mariana Reyes

Este lunes arrancó el proceso de validación de voluntades para solicitar un Referendo Revocatorio en contra de Nicolás Maduro. Plagado de obstáculos y de testimonios de coacción contra electores por parte de organismos gubernamentales, la oposición activó estrategias de movilización para intentar acercar a la gente, a los puntos que fueron estratégicamente instalados por el CNE, en las zonas menos pobladas.

Henrique Capriles escribe las páginas de la historia de este capítulo en el que los venezolanos urgidos por ver un cambio en el país, acudieron al único mecanismo constitucional que le permite impulsar un cambio de gobierno, de manera soberana y democrática.

Partidos a los que no se les vio levantar sus banderas ni movilizar militancia en las protestas de calle que se hicieron para presionar al proceso revocatorio, se sumaron -algunos a regañadientes y a última hora- a los esfuerzos de demandar la salida anticipada de Maduro por la vía electoral. La participación de la mayoría de los sectores de la MUD, en la engorrosa validación de firmas, que dará pie a la siguiente fase del RR, consolida a la Unidad una vez más, como una instancia capaz de resolver las profundas diferencias ideológicas de la oposición, en la arena electoral.

Mientras en Venezuela se le sigue el pulso a la única vía constitucional para apartar a Maduro del poder de manera anticipada, el presidente de la Asamblea Nacional Henry Ramos Allup, insiste en tener protagonismo en la sesión extraordinaria que celebrará la Organización de Estados Americanos el próximo 23 de junio.

Muchos nos preguntamos, si ya Luis Almagro hizo una exposición debidamente detallada y documentada de ejemplos que confirman la ruptura del hilo democrático en nuestro país, por qué el afán del dirigente de AD de ir a Washington a sabiendas que el solo hecho de su presencia, desviaría la atención central del debate?

No es lo suficientemente difícil alcanzar el consenso y los votos necesarios para encaminar la activación de mecanismos diplomáticos que presionen un cambio en el gobierno, como para añadirle catalizadores que distraigan la atención de ese objetivo central?

?Qué le hace pensar a Ramos Allup que va a correr mejor suerte que María Corina Machado cuando intentó infructuosamente tener un derecho de palabra en el seno de la OEA?

La diplomacia se encargará de hacer su parte. Tal como ya lo hizo Almagro. Tal como ya lo hicieron los 15 países que firmaron su compromiso con la Carta Democrática. A los venezolanos nos toca pelear por la restitución institucional y por la urgente necesidad de un cambio de gobierno que nos saque de esta terrible crisis.

Que el chantaje del diálogo para que el gobierno gane tiempo, no nos distraiga del empedrado camino del Revocatorio.