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Colombia está dispuesta a abastecer a los venezolanos, con previo aviso

En La Parada, el primer barrio colombiano al que se llega tras cruzar el puente Simón Bolívar, uno de los cuatro puntos terrestres que conectan Venezuela y Colombia, la mañana del lunes cuesta llenar un autobús con destino a Cúcuta. Un hombre alienta a la gente a subir a gritos durante un buen rato. El domingo los llenaba sin esfuerzo. De los 35.000 venezolanos que cruzaron la frontera cuando la noche del sábado el presidente Nicolás Maduro dio la orden de “abrir el cerco”tras casi un año de cierre, no hay rastro aparente en esta zona del departamento del Norte de Santander, al noreste de Colombia. Las tiendas de este asentamiento trabajan otra vez al ritmo de hace 11 meses, lento. Los agentes de policía, migración y la DIAN (la Hacienda colombiana) se limitan controlar la documentación de quienes cruzan, su extremo del puente no está cerrado. La guardia bolivariana no ha torcido el gesto desde entonces. “Todo como antes”, es la frase que más se repite en este cruce entre países.

En la avenida sexta, la zona comercial del centro de Cúcuta, la misma dinámica. Los vecinos de la capital del departamento se ocupan en sus tareas diarias. “Hoy volvemos a tener el personal habitual”, dice uno de los responsables del supermercado Los Montes. El domingo pasaron por este establecimiento miles de venezolanos. Y se dejaron el equivalente a dos sueldos básicos en su país (15.000 bolívares mensuales, unos 15 dólares en el mercado negro). El lunes por la mañana, los reponedores se afanan en estas secciones. Para el resto de empleados es una jornada más.

Los comercios de Cúcuta aumentaron en un 190% su venta en comparación con un domingo normal desde que se cerrara la frontera, según datos de Fenalco Cúcuta (Federación Nacional de Comerciantes). Un día después, los gremios se reúnen para que la experiencia del domingo quede plasmada en un informe que termine en manos del mandatario colombiano Juan Manuel Santos. “Aunque tenemos algunos problemas de desabastecimiento por el paro camionero, somos capaces de dar respuesta a situaciones como esta”, explica Gladys Navarro, responsable de la Federación en la región. “Queremos transmitirle al presidente Santos que Venezuela no puede tomar estas decisiones de manera unilateral”.

Esta misma idea se desprende en cada consulta que se hace por Cúcuta. Policías, funcionarios públicos, comerciantes… todos aseguran que son capaces de garantizar tranquilidad, pero la incertidumbre pesa en sus palabras. “Las mesas de trabajo entre ambos países continúan y de hoy en 20 días los cancilleres se reunirán”, aseguró la tarde del domingo Víctor Bautista, asesor en asuntos fronterizos de la Cancillería de Colombia. La canciller colombiana María Ángela Holguín ha anunciado la mañana del lunes que se reunirá con su homóloga venezolana Delcy Rodríguez el próximo 4 de agosto. Por el momento se desconoce dónde. «Esperamos que a este encuentro le sigan el de los ministros de Defensa y los presidentes», ha dicho Holguín.

Los venezolanos que el domingo cruzaron la frontera repetirán tantas veces puedan, aseguraron. Por las calles de Cúcuta siguen contando las ganancias del domingo, mientras que el rumor de que se vuelva a repetir la situación sigue pululando. Por el momento, las autoridades siguen sin ofrecer cifras concretas de cuántas, de las más de 35.000 personas que cruzaron, han regresado a Venezuela. «Una gran mayoría», se ha limitado a decir Holguín.