José Ignacio Guédez: La estupidez del siglo 21
La escasez y la inflación son los grandes males que afectan hoy a la población venezolana sin que todavía exista un plan real y efectivo para combatirla por parte del Gobierno. Todo comenzó con la destrucción del aparato productivo nacional y la sustitución masiva de producción doméstica por bienes importados. Este es el “legado del supremo” que algunos todavía defienden. Los altos precios del petróleo permitieron que Chávez aplicara un socialismo nacional financiado con los petrodólares obtenidos en el mercado capitalista internacional. Con la factura petrolera que pagaban países como Estados Unidos, el Gobierno comenzó a comprar mercancía a empresas privadas extranjeras mientras que aquí expropiaba, cerraba y perseguía toda iniciativa productiva. De aquellos vientos son estas tempestades.
Lo cierto es que el “Socialismo del Siglo XXI” (que nadie se atreve nombrar ya en ninguna parte del mundo) fue una farsa desde su comienzo, toda vez que se trató de la repartición arbitraria de una renta petrolera capitalista que fue a parar a los bolsillos de empresarios extranjeros capitalistas. Mientras eso pasaba, aquí en Venezuela se aplaudía la faena del “exprópiese” con los puertos llenos de mercancía importada. Poco a poco importar se hizo mucho mejor negocio que producir. Este modelo hipócrita e irresponsable no era sustentable ni con precios petroleros altos, pero con los actuales simplemente es inviable. Por eso es que, sin admitir responsabilidades, ahora los mismos creadores de la cultura del “cadivismo” comienzan a hablar de sustituir exportaciones por producción nacional. Solo que para que eso pase tiene que haber libertad económica, estado de derecho y confianza en el país, condiciones que Maduro es incapaz de garantizar.
Las divisas siguen secuestradas por el Gobierno en medio de marasmo de ilícitos cambiarios que impiden la reactivación económica pero que no han impedido que el dólar oficial ande ya por los seiscientos cincuenta bolívares y la canasta básica sobre los trescientos mil bolívares. Se sigue criminalizando la industria y el comercio con una persecución atroz que convierte a cualquier gerente de planta, distribución o venta en un delincuente. El ministro de la defensa ahora tiene carta blanca para hacer lo que quiera e intervenir en todos los niveles de la economía fusil en mano, incluyendo la potestad de expropiar no solo activos, empresas y mercancía, sino también trabajadores, en virtud del nuevo decreto esclavista. ¿Quién va a invertir así? Lamentablemente los culpables de esta crisis creen poder arreglarla obligando a la gente a perder dinero y a trabajar gratis, mientras ellos se siguen rumbeando la ya mermada renta petrolera, al tiempo que se burlan de su propia militancia ordenándole a sembrar conucos en sus casas.
Mientras veamos a Padrino López y a Nicolás Maduro escuchando una clase de una ministra sin ninguna experiencia sobre el plan para producir los ingredientes para las hallacas de diciembre, sabremos que estamos perdido. ¿No aprendieron las lecciones de los Fundos Zamoranos, los Cultivos Oligopólicos, los Gallineros Verticales y de las Areperas Socialistas? La única receta conocida en la historia de la humanidad para combatir la escasez y la inflación es la producción. Para que haya producción tiene que haber inversión, y para que haya inversión tiene que haber confianza. Finalmente, para que haya confianza tiene que haber cambio de Gobierno. Así de simple.
JOSÉ IGNACIO GUÉDEZ
Secretario General de La Causa R
Twitter: @chatoguedez