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Era adicto y traficante de la mafia yakuza: Gracias a la Virgen ahora es sacerdote

Cuando era joven, el P. Donald Calloway perteneció a la temible mafia japonesa Yakuza, era drogadicto y estaba totalmente alejado de la fe católica. En un momento de su vidacuando solía estar constantemente drogado, leyó un libro sobre apariciones marianas que había tomado de un estante al azar y allí comenzó su conversión. Esta es su historia.

El P. Donald, al que le llamaban Donnie, fue adoptado por una familiamilitar y cuando tenía 10 años se mudaron de Virginia al sur de California. Pronto se sintió atraído por el estilo de vida liberal. “Para mí era un sueño, un paraíso en la tierra. Me hizo pensar que debía comenzar a divertirme y hacer cosas que me hicieran sentir bien. A los 13 años ya vivía solo por el placer. Solo me divertía”.

En un video producido por Spirit Juice Studios y los Caballeros de Colón, el sacerdote recuerda que un día su padre le dijo que la familia se mudaba a Japón y el muchacho se enfureció porque no quería dejar California.

Cuando llegó a Japón, el joven hizo amigos con costumbres similares y a través de ellos conoció a la Yakuza, la temible mafia japonesa.

“Yo era el pequeño chico caucásico al que le podían llenar la mochila con drogas y dinero para llevarlo a los diferentes casinos que había en la isla de Honshu, la isla más grande de Japón”, narró el sacerdote.

Por esta vinculación y por sus actividades delictivas, pronto se convirtió en alguien buscado por las autoridades de Japón y Estados Unidos. “Dos militares me echaron del país con las manos y pies atados. Después fui liberado bajo la custodia de mi padre”, contó.

Donnie fue enviado a un centro de rehabilitación, donde estuvo tres meses pero el mismo día que salió recayó en las drogas: “en ese momento de mi vida la felicidad significaba sentirme bien, tener mujeres constantemente y drogas. Vivir esas experiencias al máximo y sentirme feliz. Pero obviamente se volvía a la realidad. Entonces yo trataba de no estar sobrio. Hubo años donde yo casi nunca estuve sobrio.

 

 

La conversión

Una noche, cuando casi tenía  21 años, Donnie estaba en su habitación. Comenzó a tener oscuros pensamientos que pasaron del pánico a la idea del suicidio. Buscó distraerse y tomó un libro al azar de la estantería de su padre. El texto era sobre las apariciones de la Virgen María.

Aunque su madre era católica, él había rechazado la religión hacía mucho tiempo. Por ello, no tenía ni la menor idea de quién era la Virgen. Y sucedió que cuando empezó a leer el libro se enganchó.

“Hablaba sobre una hermosa mujer llamada María que era la madre de Jesús. Ella bella, tan bella que su feminidad y su amor podían hacer que los niños pequeños se echaran a llorar y cayeran de rodillas. Eso me fascinó”, dijo el P. Calloway.

“Pienso que Dios utilizó la belleza de la Virgen María para llegar a mí y fue un método brillante porque funcionó. Leí todo el libro en una noche y comenzó mi enamoramiento radical por Jesucristo”, indicó.

En su libro “Sin vuelta atrás: Un testigo de la Misericordia”, el P. Calloway contó lo que sucedió a la mañana siguiente.

Fue donde su madre y le contó su experiencia antes de las 6:00 a.m. Ella comenzó a buscar desesperadamente a un sacerdote pero ninguno de los que llamaba podía atenderlo en ese momento, en el mejor de los casos le decían que podían recibirlo en 2 horas más, algo que no aceptaba porque veía la urgencia de la situación.

Cuando seguían repasando opciones, Donnie recordó que había unaiglesia cercana donde podrían recibirlo. Fue al lugar, estuvo en Misa y el sacerdote le regaló una pintura donde aparecía Jesús.

“Me impresionó que (Jesús) no me estuviera mirando como si fuera a aplastarme. En la imagen Él hacía un gesto de bendición. Comencé a llorar. Me di cuenta que era amado y que era querido por Dios”, dijo.

“Todo lo que Él quería de mí no era una plegaria poética, sino humildad para ponerme de rodillas y entregarle mi vida. Y lo hice”, comentó.

Años más tarde Donnie se convirtió en sacerdote en la Congregación de Clérigos Marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. En muchos lugares ha podido compartir su historia de conversión.

“Suelo decirle a la gente que yo soy la prueba de que la Divina Misericordia existe. He hecho muchas cosas malas y lastimado a mucha gente, pero aún así hay misericordia para alguien como yo. Y si es verdad, y lo es, entonces en todo el mundo hay un océano de misericordia esperándonos”, expresó.

“Jesús te ama y vino por ti. Dios te ama locamente, Él quiere tu amistad, Él anhela tu corazón. Dáselo y confía en Él”.

ACIPRENSA