Medicina prepagada perdió 60.000 pacientes en 2016
Al menos 60.000 personas dejaron de utilizar la medicina prepagada, un servicio opcional, previo pago mensual, de asistencia médica preventiva y hospitalaria, durante 2016 en Venezuela.
Ignacio Correa Sebastián, presidente ejecutivo para Latinoamérica de Sánitas Internacional, una de las 4 compañías que prestan este servicio regulado por la Ley de la Actividad Aseguradora en el país, afirmó que en los últimos 12 meses la clientela descendió de 260.000 a 200.000 usuarios, debido a la situación económica que atraviesa el país.
La compañía, que garantiza los planes Sánitas Integral y Plan Sánitas (con 140.000 y 60.000 usuarios afiliados, respectivamente), de cobertura en salud, ha tenido pérdidas notorias en los últimos 12 meses, las cuales hacen inviable el funcionamiento del servicio.
Correa Sebastián lamentó que el balance de 2016 fuese tan negativo: la nómina se redujo en 400 empleados, pues pasó de 2.700 a 2.300; cerraron 7 oficinas, más el call center; y la inminente clausura de la sede de la clínica Sánitas, ubicada en La Castellana, que está prevista para el próximo viernes 16 de diciembre.
Sánitas llegó hace 18 años a Venezuela con la medicina prepagada, un producto innovador que compitió con el ramo asegurador y sus empresas. Ellas solo cubrían hospitalización, cirugía y maternidad, mientras que este producto brindaba diagnósticos, cirugías, consultas, hospitalización y urgencias.
Según Correa Sebastián esta empresa no ha repartido dividendos entre los accionistas, sino que ha invertido constantemente en el país. Indicó que hicieron el minicentro La Castellana, los centros de odontología, de oftalmología, la clínica Santa Paula, esta última con una inversión de 80 millones de dólares. Ahora perciben con tristeza la inminencia de un cierre por no contar con suficientes recursos para sufragar el costo de los planes y programas.
Lo ocurrido. En el año 2015 –contó Correa Sebastián– no hubo comunicación alguna con la Superintendencia de la Actividad Aseguradora ni incremento de tarifas. “A inicios de este año nos dejaron subir las tarifas, de acuerdo con la inflación que cerró en 2015, pero a los 2 meses nos revocaron las correspondientes a las personas de la tercera edad, entre 60 y 65 años, y entre 70 y 75 años. Esta es una de las más costosas porque evidentemente la siniestralidad es mayor”, apuntó.
En la actualidad, 70% de los usuarios de esta empresa pagan un precio ajustado a la inflación de 180,9% que cerró en el año 2015, de acuerdo con la cifra oficial del BCV, (el rezago es de un año); y 30% restante paga un precio que ha sido congelado desde 2014. “Eso arroja que la aseguradora tenga pérdidas cuantiosas y la viabilidad de la compañía esté en entredicho o amenazada”.
No solo con el ajuste de las tarifas han tenido problemas. A pesar de que la empresa creó el Plan Sánitas –entre 25% y 30% más barato que el Sánitas Integral–, se registró la partida de los usuarios. Se plantearon entonces estudiar una cobertura todavía menor, señaló Correa Sebastián, y propusieron un tercer plan: Prevención Sánitas, el cual plantearon a la Superintendencia a comienzos de año, pero no fue aprobado.
Si bien se han reunido con las autoridades de la Superintendencia al menos cinco veces en 2016, no han recibido respuesta a las inquietudes de ajuste o revisión de tarifas. Correa Sebastián indicó que ya no pueden seguir sufragando las operaciones en Venezuela. Y de seguir así prevén cerrar completamente para el mes de mayo de 2017.
“No se puede raspar la olla. Es el último grito de auxilio que emitimos. Entramos en la misma espiral de los otros negocios a los cuales no se les actualiza la tarifa y así no se puede trabajar. Hay que quitarse el velo de la cara y mirar la realidad”, concluyó Correa Sebastián.
EL DATO
Voceros de Sánitas aseguraron que el servicio de Emergencias es uno de los más afectados. Los pocos insumos que se consiguen para el tratamiento del asma, por ejemplo, los usan exclusivamente para un paciente con crisis severa. En otras oportunidades, han optado por solicitarle al familiar que lleve la medicina que se le suministrará durante la atención de urgencia.