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El decreto del Gobierno que aniquiló la industria automotriz venezolana

El escritorio está lleno de proyectos. La mesa es grande y sobre el vidrio no hay espacio ni para el reflejo de un papel más. En la silla está sentado quien por una década ha sido la cara de una de las firmas ensambladoras de vehículos más grandes instaladas en el país. Revisa un documento, lo mete en una carpeta y la cierra. Hace lo mismo con unos gráficos. Voltea la mirada a la pantalla del computador y observa números en rojo y negativo. Y por su mente pasan todos los planes y anuncios que desde el Gobierno se han hecho para la reactivación de la industria. Nada ha funcionado. El sector tiene registros que ante cualquier balance financiero significan la quiebra. Así lo reseña el-carabobeno.com

Por Dayrí Blanco

Con el Decreto Presidencial 625 en sus manos se detiene a reflexionar. Es un instrumento jurídico que terminó de aniquilar la industria”, asegura Christian Pereira, presidente de la Federación Única de Trabajadores del sector Automotor, Autopartes y Conexos (Futaac). Fue publicado el 4 de diciembre de 2013, año en el que comenzó la caída en la manufactura de unidades como una manera de solventar el déficit en los concesionarios al permitir a personas naturales la importación de vehículos.

El gerente sentado tras el gran escritorio tomó las riendas de la planta en su mejor momento: En 2006, cuando la industria nacional logró colocar en el mercado 343 mil 351 unidades, de acuerdo a los registros de la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez). Al año siguiente la cifra ascendió 43,26%. En esa época no era necesaria la compra en el extranjero de carros porque no había fallas productivas.

10 años más tarde la historia es otra. Sin dólares asignados desde 2014 para la adquisición del kit de ensamblaje CKD (Completely Knock Down), tres de las cinco plantas principales en el país están detenidas. De sus líneas no sale ni una unidad desde diciembre de 2015, cuando en conjunto la industria trabajó a 3,72% al ensamblarse apenas 18 mil 300 de una capacidad de 492 mil.

Negocio entrabado

Cuando parecía que se flexibilizaba el mercado al permitir, en marzo de 2016, la comercialización en el mercado nacional de unidades en dólares para que las empresas se autoabastezcan de divisas, el fantasma del Decreto 625 comenzó a aparecer en los principales puertos.

Solo a Puerto Cabello han arribado desde junio 170 unidades, entre automóviles y camionetas. Un número que ni siquiera ha logrado armar FCA-Chrysler este año, ni General Motor Venezolana (GMV), la más grande del país. Y que representa 56,67% de lo que en ese mismo periodo ha ensamblado Toyota y lo que en un mes hace en promedio Ford Motors de Venezuela.