La vida sedentaria aumenta el riesgo de demencia
Para los mayores, la falta de ejercicio puede inclinarlos a la fatal ventura de desarrollar demencia, al igual que ocurre con los adultos genéticamente predispuestos a la enfermedad. Esta es la conclusión del estudio desarrollado por científicos del Departamento de Kinesiología de la Universidad McMaster (Canadá) y que recoge la revista The Journal of Alzheimer’s Disease.
Uno de los mayores factores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer es el gen apolipoproteína E (APOE) e4. Según la Asociación de alzhéimer, los adultos que poseen una copia de este gen tienen tres veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad que aquellos que no lo tienen, mientras que los que tienen dos copias del mismo, son 8-12 veces más propensos a desarrollar alzhéimer.
Sin embargo, el estudio de la Universidad de McMaster sugiere que el riesgo de demencia puede ser igual de alto para los adultos que muestran un comportamiento sedentario habitualmente. Según una revisión de 2015 publicada en Journal of Aging and Physical Activity, la media de horas al día que pasan sentados los mayores de 60 años es 9,4 horas, lo que es aproximadamente entre el 65 y 80% de su periodo de vigilia diario.
Por ello, para su estudio, los investigadores se propusieron analizar la asociación entre la actividad física y el riesgo de demencia entre los adultos mayores con y sin el gen APOE e4 mediante el análisis de la actividad física y el desarrollo de la demencia de 1.646 mayores que formaban parte del Estudio Canadiense de Salud y Envejecimiento. Todos los participantes estaban libres de demencia al inicio del estudio y tuvieron un seguimiento durante aproximadamente 5 años.
Entre los adultos que no llevaban el gen, descubrieron que los que no hacían ejercicio eran más propensos a desarrollar demencia que los que sí lo hacían. Sin embargo, para los portadores del gen, no hubo diferencias significativas en el riesgo de demencia entre los que practicaban ejercicio y los que no.
Según los expertos, estos hallazgos indican que la falta de ejercicio puede ser tan perjudicial para el desarrollo de la demencia como llevar el gen APOE e4. «El mensaje importante aquí es que el estar inactivo puede negar completamente los efectos protectores de un conjunto sano de genes», comenta Jennifer Heisz, coautora del trabajo.
No todo son malas noticias
Los resultados del estudio también evidenciaron que el aumento de la actividad física podía proteger contra el desarrollo de la demencia en las personas sin el gen APOE e4.
«Esta investigación muestra que el ejercicio puede mitigar el riesgo de demencia para las personas sin la variante del genotipo apolipoproteína. Sin embargo, se necesita más investigación para determinar las implicaciones desde una perspectiva de salud pública», finaliza Parminder Raina, coautor del trabajo.