Opinion

¿DESPUÉS DE MADURO QUÉ? Verdades dolorosas , Ernesto García Mac Gregor

No queda la menor duda que estamos frente a una dictadura que es reconocida

como tal por el planeta entero y que es incompatible con la globalización propia de la

civilización occidental. Con las torpezas de la semana pasada y la reacción mundial, el

chavismo se está revoloteando en sus últimos estertores de la agonía. Su fin es

eminente y evidente.

Sin embargo, atribuir la situación de desesperación actual a la ineficiencia de

Maduro es totalmente erróneo. El caos que vive el país es el fiel cumplimiento de la

voluntad del dictador fallecido quien quería implantar el comunismo y convertirnos en

otra Cuba. De modo que no es válida la falacia del chavismo sin Maduro.

Tampoco es aceptable lo del socialismo, término que se presta a confusión y

que es una especie de limbo ideológico donde el comunismo se cuela sin querer

queriendo como en nuestro caso. El socialismo ha fracasado en todas partes del

mundo donde se ha aplicado. Lo que ha triunfado hoy en día es el capitalismo

democrático que puede tener un componente social importante y es el único sistema

que ha demostrado poder sacar al pobre de su miseria.

De igual manera debe quedar bien establecido que el problema no son los ricos

sino los pobres, si todos fueran ricos como en Noruega no hubiera problema. Ser rico

es bueno, ser pobre es malísimo. La injusta distribución de los ingresos es debido a

que las clases de bajos recursos no quieren salir de su estado deplorable porque no

están preparados o porque simplemente no les interesa, y el populismo refuerza ese

instinto ancestral indolente que nos encadena al subdesarrollo.

Por otra parte, “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Lo

del camello y el ojo de la aguja es una metáfora que tuvo su aplicación en tiempos de

Cristo, cuando sólo existían unos pocos dueños de todo y una gran mayoría

paupérrima. Bienaventurados los ricos que de ellos también es el reino de los cielos.

Finalmente, Maduro puede salir, pero el PSUV, el TSJ, el CEN y los miembros

de una mayoría de las instituciones continúan hasta que venzan sus períodos. Sin

contar con los enchufados, la burocracia partidista, los reposeros, los camaleones de

oficio y tanto tonto útil que sigue pensando en el socialismo. Que oiga quien tiene

oídos…