Opinion

No hemos aprendido nada. Bladimir Diaz

La sociedad venezolana ha perdido varias generaciones. El proceso denominado

de independencia, junto con el denominado de guerra federal, sacrificaron 100

años de senda histórica. En pleno gomecismo la generación del 28 proponía como

bandera la socialización. Familias enteras sufrieron la metamorfosis del encanto

progresista. Una pandemia política.

En algún lugar se dieron de la mano los dirigentes políticos para llegar a la

constitución de 1961. La mayor novedad, un sistema apropiado o moderno, que

procuraba instituciones políticas solidas, pero con la economía atada a los

designios del funcionario de turno.

Una nueva y renovada ola comunista castigó al país con la guerra de guerrillas.

Para darle fin, se le impuso a la sociedad venezolana permear importantes

instituciones con elementos provenientes de la guerrilla Por vía de los programas y

ejes curriculares de una visión socializante en el sistema educativo de básica y

media. De igual manera ocurrió en las universidades. En instituciones como las

fuerzas armadas ya venían infiltradas de antes, y luego se permitió y aupó todo

tipo de desviaciones en la formación de sus jerarcas y tropas.

El proceso se va a repetir en toda la administración pública. Más allá, todo el

sistema de estímulos se enfocó en “apacigua la bestia”. En el fondo, toda, o buena

parte la sociedad venezolana viró a la izquierda.

En 2007, Chávez propone conformar un estado socialista. La izquierda opositora

por temor al tamaño a la bestia, propone dos de las cualidades de una República

libre y prospera. A saber: propiedad privada y libres mercados. Los resultados

fueron evidentes. La propuesta de Chávez se vio truncada en ese momento

Curioso. A pesar de que en nuestro léxico diario pedimos estado, estado y más

estado, nuestro yo antropológico y ontológico pide ser propietarios (propiedad

privada) y libres mercados, por antonomasia, gobiernos limitados

Hoy se pide o pedimos democracia. Democracia existen de muchas formas.

Desde los estilos de Lenin, Stalin y Hitler hasta los basados en el orden griego, un

voto por gen o familia. Luego tenemos variedad de estilos: mexicano, cubano,

americano.

Vale decir, la democracia no es si, necesariamente, un sistema, sino un

mecanismo de sucesión o escogencia de los administradores de la sociedad. Lo

relevante es articular o desarrollar una república con una base social amplia y

solida asentada en la propiedad privada, cada individuo debe ser propietario. Las

familias, sus emprendimientos, sus empresas tienen derecho a procesos

económicos sustentado

en los libres mercados. Aunque limitado un estado fuerte y

vigoro, dispuesto a contener las fuerzas socializantes/comunizantes. Sin embargo,

parece que no hemos aprendido nada.

Bladimir Diaz