Papa Francisco calificó de vergonzoso “el silencio ante las injusticias”
El papa Francisco calificó hoy de vergonzoso “el silencio ante las injusticias”, así como “las manos perezosas en el dar pero ávidas a la hora de arrebatar y conquistar” o por “nuestros pies veloces en la vía del mal y paralizados en la del bien”.
Con tono serio, denunció asimismo “la sangre inocente que cotidianamente es derramada de mujeres, niños, inmigrantes y personas perseguidas por su color de piel, su pertenencia étnica o social y por su fe” en Cristo, después de presidir el rito del Via Crucis ante el Coliseo romano.
Agregó que dan “vergüenza” las “imágenes de devastación, destrucción y naufragio que se han convertido en ordinarias” en el mundo” en referencia a los inmigrantes que huyen de las guerras.
“Cristo, nuestro único salvador, regresamos a ti también este año con la mirada baja de vergüenza y el corazón lleno de esperanza. Vergüenza por todas las imágenes de devastación, de destrucción y de naufragios convertidas en ordinarias en nuestra vida”, dijo.
El papa también tuvo palabras de crítica hacia la propia Iglesia y denunció “las veces que nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, hemos escandalizado y herido tu cuerpo, la Iglesia, y hemos olvidado nuestro primer amor, nuestro primer entusiasmo y nuestra total disponibilidad, dejando oxidar nuestro corazón”.
Francisco, por otro lado, manifestó “la esperanza segura de que nuestros nombres están incididos en tu corazón (de Jesús) y de que estamos colocados en la pupila de sus ojos”.
“La esperanza de que tu cruz transforme nuestros corazones endurecidos en corazones de carne capaces de soñar, de perdonar y de amar. Transforma esta noche tenebrosa de tu cruz en alba fulgurante de tu resurrección”, clamó el pontífice.
Por último, suplicó el perdón por “los pecados y las culpas” de las personas y pidió a Cristo que se acuerde “de nuestros hermanos asesinados por la violencia, por la indiferencia y por la guerra”.
“Te pedimos que rompas las cadenas que nos tienen aprisionados en nuestro egoísmo, en nuestra ceguera voluntaria y en la banalidad de nuestros cálculos mundanos”, oró.
Francisco de este modo puso fin al rito del Via Crucis, que como es tradición, se celebró en el Coliseo romano ante unos 20.000 fieles, según aseguró el Vaticano, para concluir esta jornada de Viernes Santo.