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Rebelión en el Ejército, un grupo contra la cubanización

El gobierno de Venezuela los pide a Colombia, Contrainteligencia Militar los presiona y el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, calla. Pero hay rebelión en la granja. Un grupo de tenientes del Ejército no se prosterna ante la cubanización que ahora preside Maduro. Tampoco consiente la corrupción dentro del chavismo. El líder afectivo de los oficiales es un general retirado que tomó un fusil para defender a su familia

La última promoción de alféreces del Ejército en recibir el sable de honor del entonces presidente Hugo Chávez ha sido la primera en rebelarse de forma masiva contra Maduro —heredero ungido del llamado Comandante Supremo.

En Fuerte Tiuna, a esta promoción de oficiales, que se graduó un 8 de julio de 2012, como parte de la cohorte Coronel Diego Jalón, la llaman Sublevación 2012. A ellos mismos, en cambio, les gusta denominarse “Movimiento por la Libertad y la Democracia”. Aún no pretendían una asonada como la que lideró el comandante de Sabaneta. Pero definitivamente sí planificaban dar un “golpe de opinión”.

El día que obtuvieron el título de oficiales del Ejército Bolivariano, Chávez escuchó con satisfacción cómo el jefe de la agrupación de parada, general de brigada (GN) Arquímedes Herrera Russo, vociferaba en el patio de la Academia Militar que esos profesionales de armas eran “revolucionarios, bolivarianos y antiimperialistas”. Esta monserga —que cansa y adoctrina— hubiera sido impensable hace veinte años hasta en el más remoto de los cuarteles venezolanos. Desde entonces hasta ahora las cosas cambiaron en apariencia. Como premio, el Comandante en Jefe dio a los nuevos oficiales todo un mes libre. Pero la obra no estaba del todo concluida.

Tal y como sucedió con el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) hace más de 38 años, lo de estos oficiales comenzó siendo una discusión sobre el acontecer del país. La diferencia es que cuatro décadas atrás no existían las redes sociales. “Ellos tenían un grupo de Facebook, y por allí intercambiaban sus comentarios (…) Esto comenzó más como una habladera que como cosas más profundas”, explicó un exjefe de inteligencia.

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Con el pasar de los meses y la agudización de la crisis económica, los primeros tenientes fueron avanzando en sus críticas hacia el estamento gubernamental. Según el general retirado Antonio Rivero, los momentos ideales para amalgamar la disidencia fueron los cursos de formación en las distintas disciplinas. En ellos, tal y como sucedía en los años ochenta del siglo pasado, los compañeros de promoción tenían permiso para viajar a Caracas, se veían las caras una vez más y podían hablar con cierta confianza. De resto, tenían que pasar sus jornadas dispersos en unidades castrenses a lo largo y ancho del país, y solo se veían aquellos que tenían cierta proximidad geográfica.

Rivero, quien también es exjefe de Protección Civil, ahora en el exilio, afirmó que los aspectos que más molestaban a estos jóvenes eran la penetración cubana en distintos niveles de la Fuerza Armada Nacional y la corrupción rampante en el Ejecutivo, algo que la épica oficialista también invocó como justificación para los fallidos golpes de febrero y septiembre de 1992, que catapultaron a la fama al teniente coronel Chávez Frías.

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Un fusil sobre el tejado

Estrella Vitora no termina de entender la razón por la que su esposo, el general de brigada retirado Ángel Vivas, ha sido tratado con tanta rudeza en los calabozos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN).

¿Será por la amistad de este oficial con el general en jefe Raúl Baduel? Ella no quiso elucubrar al respecto. La noche del miércoles 10 de mayo de 2017, durante una breve conversación, utilizó la mayor parte del tiempo en detallar las lesiones ocasionadas al general durante un mes de estadía en los calabozos del Helicoide. Horas antes, sus dos hijas tuvieron la oportunidad de verlo luego de un prolongado confinamiento. El militar de marras apenas podía caminar debido presuntamente a las lesiones, relató la mujer.

Vivas fue el oficial que, en 2008, aún en servicio activo, exigió la eliminación del aciago lema “Patria, socialismo o muerte” de las comunicaciones oficiales de la Fuerza Armada Nacional (FNA). Llevó el punto a un juicio en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y desde luego lo perdió. Terminó execrado.

En 2014, el oficial ya retirado volvió a ser noticia cuando se apostó en el techo de su casa, fusil en ristre, a rechazar un intento policial de allanamiento. Las miradas civiles concluyeron que el hombre podía estar un poco perturbado. Pero en lo interno de la FAN, indicó Rivero, esa conducta era la de un auténtico militar, de esos que ya no se ven.

Esta actitud decidida le ganó a Vivas la admiración de los oficiales de la promoción 2012. Cimero, el general se erigió como una suerte de líder moral del movimiento e infundió respeto entre sus homólogos, cosa que incluso habría sido reconocida por algunos de los tenientes cuando los interrogaron en Contrainteligencia Militar. La sintonía entre Vivas y los jóvenes oficiales llegaba al punto en que sus críticas hacia el estamento castrense y el Gobierno también fueron asumidas como propias por los integrantes del “Movimiento por la Libertad y la Democracia”.

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En una carta enviada a la Organización de Estados Americanos (OEA), por ejemplo, los oficiales criticaban “la implementación del lema cubano ‘Patria, socialismo o muerte’, totalmente ajeno a nuestras raíces históricas y a nuestra identidad nacional”, cosa que también hizo Vivas en 2008 cuando ellos apenas iniciaban sus estudios en la Academia Militar.

El general fue detenido el 7 de abril de 2017 mediante una aparatosa operación, en la que simularon un accidente en la calle Maracaibo de Prados del Este, cerca de su casa, con la finalidad de llamar su atención y hacerlo salir desarmado del inmueble. En ese momento lo sometieron. Luego, fue presentado ante el tribunal primero de control militar de Caracas. Su esposa Estrella Vitora afirmó que le imputaron traición a la patria y otros delitos, pero aclaró que hasta el miércoles no habían tenido acceso al expediente instruido contra él.

Celada en el Ejército

Aunque el movimiento comenzó a gestarse en 2015, no fue sino en la segunda quincena de marzo de 2017 cuando Contrainteligencia Militar comenzó a perseguir directamente a sus principales actores.

Algunos oficiales subalternos declararon en la instalación del SEBIN Boleíta. Eran tantos que fue necesario ampliar la zona de seguridad alrededor de la sede, ubicada en el medio de una zona industrial. El 20 de marzo, cuando ya estaba todo descubierto, el primer teniente Alfredo Rodríguez Contreras escribió una carta y la posteó en el sitio de Facebook de la promoción. Denunció una “intensa persecución política” no solo en su contra sino también en la de otros compañeros de armas. “Hemos adoptado una posición contraria al régimen castrocomunista, narcotraficante y corrupto”, afirmó.

Rodríguez aseguró que dentro de la FAN existen otros oficiales que piensan como él: “En el seno de la Fuerza Armada Nacional existimos militares comprometidos a la restauración del orden democrático y el hilo constitucional”. Luego, el proceso se desarrolló violentamente. El viernes 24 de marzo, la comandancia del Ejército envió a todas las unidades un radiograma para convocar a Caracas a todos los oficiales de la promoción 2012, “indistintamente de su ubicación geográfica y situación —permiso, vacaciones, reposo, etc.”.

La reunión estaba pautada para el lunes siguiente en el salón Sol de Carabobo de Fuerte Tiuna —principal componente armado del país. La propia circular indicaba que los asistentes debían llegar a Caracas el domingo, para evitar cualquier retraso. Esta convocatoria tan atropellada y específica era un indicador claro de que el juego ya estaba descubierto. La sospecha generalizada era que de allí muchos irían a prisión. A los demás los dejarían horas allí escuchando arengas de los generales que ya no les inspiran ninguna credibilidad.

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La reunión fue suspendida el fin de semana. Para ese momento, Rodríguez Contreras y sus compañeros de promoción, los primeros tenientes José Méndez Sánchez y Ángel Mogollón Medina, estaban muy cerca de cruzar la frontera a pie y pedir refugio al gobierno colombiano. Luego haría lo propio un oficial técnico.

Mientras tanto quedaban en custodia decenas de tenientes y primeros tenientes sospechosos de complotar contra Maduro junto a la promoción 2012. También estaban el capitán Ángelo Heredia y el coronel retirado Ricardo Somascal, involucrados en una supuesta conspiración junto a dirigentes de un ala del partido socialcristiano Copei.

El Gobierno tardó tres semanas en detectar la presencia de los oficiales en Colombia. El 23 de abril solicitaba al presidente Juan Manuel Santos la detención y repatriación de lo que calificaron como “desertores”.

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Video desde Colombia

En territorio neogranadino, Méndez, Mogollón y Rodríguez Contreras grabaron un video en el que inicialmente participaría el grueso del movimiento gestado en el Ejército. Era el plan. Las evidencias ponían al trasluz las similitudes con lo ocurrido en abril de 2002, cuando un grupo de oficiales encabezado por el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez pidió desconocer la autoridad presidencial. Pero ahora los que se pronunciarían no tenían más de siete años de servicio. Para ese momento, muchos de los que respaldarían con su presencia este pronunciamiento ya se encontraban detenidos o bajo investigación formal en la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM).

Según Rivero, hay más de veinte oficiales detenidos y otros ochenta que han sido llamados a declarar. Esto implica que, si salen indemnes de este trance, sus carreras se verán seriamente comprometidas. Un exjefe de Inteligencia indicó que las pesquisas también abarcan a otras dos promociones del Ejército, además de la Diego Jalón. Igualmente a los militares que se graduaron ese 8 de julio de 2012 en los otros componentes de la Fuerza Armada.

Las averiguaciones tienen la extensión que den las sospechas y los temores reinantes en el mundo castrense. “Esos muchachos me recuerdan cuando estábamos en el MBR 200. No tienen nada que perder”, expresó el general retirado Clíver Alcalá Cordones. Dijo que estos oficiales ven a un generalato que habla de revolución mientras van acumulando riquezas. Por eso “no creen en sus superiores”, pontifica. “Estamos en un proceso de degradación, pero eso se va a detener. La Fuerza Armada va en camino a restituirse. Eso se va a dar en la medida en que los oficiales despierten e interpreten el verdadero sentir de la patria. No esto que nos quieren imponer”, añadió.