Opinion

CALLAR EN SALUD ES SER CÓMPLICE, Verdades dolorosas . Ernesto García Mac Gregor

Cumplí 51 años como médico del Ministerio de Salud y aún soy jefe de

servicio. Con un sentido de profunda consternación comparto con los pacientes el

padecimiento que sufren en carne propia. Es una realidad innegable, el sistema de

salud de Venezuela colapsó. Los hospitales están en un estado desastroso, no

hay insumos, ni siquiera récipes, aunado a que los enfermos se mueren de

mengua en las emergencias ante la frustración de los galenos que inútilmente

tratan de salvarle la vida sin tener recursos con qué hacerlo.

La escasez de medicamentos alcanzó el 80% al tiempo que se prohibió la

ayuda humanitaria. Los seguros de hospitalización y maternidad privados no dan

para más de tres días de admisión. En los hospitales exigen a los pacientes el

aporte de los enseres que resultan tan caros como los de una clínica privada,

amen que son difíciles de conseguir.

Más de 13.000 médicos han migrado. Después de formar miles de médicos

integrales, ahora no saben qué hacer con ellos. Los quirófanos, UCI, laboratorios e

imágenes no funcionan. No hay vacunas, la desnutrición arrasa, la falta de

seguridad es alarmante.

Los directores y demás autoridades sanitarias en el ámbito regional hacen

malabarismo para paliar la dura realidad, que debido a su magnitud, se hace

insostenible. Más que nadie, ellos, por ser esa su especialidad, viven y sufren esta

tragedia nacional. Las órdenes superiores son: camuflar la punta del iceberg,

ocultar el sol con un dedo, tres años sin publicar informes epidemiológico que son

de difusión obligatoria.

De repente, la ministra de Salud es despedida por informar que en 2016, la

muerte neonatal aumentó un 30,12%, la mortalidad materna un asombroso

65,79%, la malaria un 76,4%, la difteria, que había sido erradicada hace 24 años,

reapareció con 324 casos. Esta alta funcionaria chavista prefirió sacrificarse en

aras de la verdad que convertirse en cómplice de este genocidio. Comprendió que

lo que no funciona es el modelo y no las personas.

Comprendió que la causa no es la guerra económica si no la predicción que

hizo Uslar Prietri hace 75 años cuando preguntó: Todos estos flamantes

hospitales, todos esos variados y eficientes servicios públicos, ¿pueden sobrevivir

al petróleo? Que oiga quien tiene oídos…