¿Que vio Diego antes de morir? (Por Padre Chulalo)
El VALOR DE UNA VIDA
El valor de una vida no se mide por su duración sino por su contenido. Por eso, más importante que añadirle años a la vida, es añadirle vida a los años. ¿De que vale llegar a la ancianidad sin haber “vivido”, sin haber luchado, sin haber amado, sin haber arriesgado?. Cuando veo en el rostro del joven Diego Arellano, un semblante de paz y de alegría en el momento de su muerte, pienso muchas cosas. Pienso en los primeros mártires de la iglesia, como Felipe, que a punto de morir “lleno del Espíritu Santo, fijó sus ojos en el cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús a su derecha” Hechos 7,55.
Recuerdo a Jesús que dijo: “No hay mayor amor que el que sa la vida por sus amigos” Juan 15,13. Pienso que un hombre malo no puede trasmitir lo que él trasmite. Los hombres malos, no se ríen, se burlan y a veces hasta bailan ante el dolor ajeno. Nunca he visto un hombre malo con una sonrisa verdadera, trasparente, pura. Aparentan que se ríen, aparentan felicidad, pero en sus ojos se ve la sangre de tantas vidas arrancadas, se refleja el odio incontenible que brota de su corazón. Solamente un hombre bueno puede morir con una sonrisa y con una mirada así, no hay odio en su cara, ni siquiera dolor, ni sufrimiento. Es como si Diego me dijera, nos dijera, nos gritara: ¡¡Madre, padre, hermanos, amigos!! He hecho lo que tenía que hacer, he dado la vida por ustedes, por la verdad, por la justicia por la libertad, me siento bien pagado, mi vida tuvo sentido, valió la pena, lo que se ha sembrado con tantas lágrimas será cosechado entre cantares.
Es como si al mismo tiempo, Diego viera a alguien que lo recibe, tal vez un joven cuya vida fue truncada a los 33 años llamado Jesus y junto a a él a los otros panas, a los otros amigos, a los otros héroes cuya gesta será recordada en los libros de historia de la nueva patria.
Padre Chulalo