Habla la dueña de Cross, el perro que sacrificaron en Los Verdes
Al animal hubo que sacrificarlo en la noche. El disparo que recibió le ocasionó desprendimiento de masa encefálica, pérdida del ojo y fractura en el maxilar superior, que le impedía respirar. Su dueña, Jazmín Navarro asegura que los funcionarios llegaron buscándola y la amenazaron con que si ocurría de nuevo una protesta irían por ella
Jazmín Navarro todavía viste con el pantalón corto que llevaba la noche en que los cuerpos de seguridad del Estado ingresaron al Conjunto Residencial El Paraíso –conocido como Los Verdes–. Sobre la tela beige hay un salpicón de sangre, pertenecía a Cross, el perro de nueve años de edad al que le dispararon los hombres que, sin ninguna orden de allanamiento, registraron su vivienda.
Cross vivió cuatro horas de agonía. El disparo en el ojo fue certero. Le causó desprendimiento de masa encefálica, pérdida del ojo y fractura en el maxilar superior, que le impedía respirar bien. El animal vivió cuatro horas de agonía hasta que Navarro finalmente pudo trasladarlo hasta una clínica veterinaria, en la que el médico sugirió sacrificarlo debido al sufrimiento por el que estaba pasando el animal.
Un perro de la vecindad inspecciona los daños que dejaron efectivos de los cuerpos de seguridad del Estado
Navarro vive en la tercera etapa de Los Verdes. Al momento en que ingresaron los funcionarios ella se encontraba en casa de una vecina. Eran cuatro personas, la mayoría adultos mayores: “A la única a la que le preguntaron el nombre fue a mí. Me acusaron de resguardar a los guarimberos y decían que ellos sabían que yo estaba en las protestas”. Fue entonces que le pidieron la cédula. Ella no la tenía por no encontrarse en su casa. La sacaron del apartamento de su vecina y la hicieron recorrer a empujones las áreas comunes. “Cuando caminábamos me preguntaban por los nombres de los vecinos y dónde vivía cada quien”.
La tragedia de Cross sucedió cuando llegaron al apartamento. El perro salió a recibirla. “No tenía actitud agresiva con los desconocidos. Ellos entraron y un funcionario se quedó en la puerta. Le pedí: ‘déjame agarrarlo. No te va a hacer nada’ y él lo que hizo fue apartarlo con la pierna y le disparó”. Cross era el más joven de los cuatro perros que tenía Jazmín.
En el apartamento se encontraba la cuñada de Jazmín que, viendo lo que sucedió, encerró a los otros tres animales en un cuarto mientras los funcionarios –siete hombres y una mujer– revisaban. Navarro no puede especificar a cuál cuerpo de seguridad pertenecían, pues nunca se identificaron.
La señora Jazmín todavía lleva puestos los shorts que cargaba cuando murió Cross
“Yo me siento amenazada. Al final, ni me pidieron la cédula. Me tomaron fotos y a los portarretratos con las imágenes de mis familiares. No destruyeron nada. Ni me pidieron nada. En el apartamento no había nada que ocultar. Mi único delito es disentir”. La mujer calcula que rondaban las 8:00 pm cuando ocurrió el allanamiento.
“Dicen que si hay otra protesta vendrán por mí. Si me llegara a pasar algo los responsables son los cuerpos de seguridad del Estado. Esto es ensañamiento. La forma en la que dejaron el edificio es ensañamiento”, insiste.