Errores recurrentes enfilan al fracaso, intento de diálogo
Las delegaciones del gobierno del presidente Nicolás Maduro y de la oposición venezolana activaron la semana pasada un nuevo capítulo del diálogo en República Dominicana. Analistas concuerdan en que la nueva escena revive los errores de ambos bandos en los intentos anteriores, por lo que dudan que los recientes acercamientos puedan solventar la crisis social, política y económica que hay en la gestión del sucesor de Hugo Chávez.
Dirigentes de la Mesa de la Unidad de la Unidad Democrática (MUD) aseguran que no han dialogado con el oficialismo, sino que solo se ha dado una “exploración” para decidir si hacerlo o no. El Jefe de Estado lo desmiente. “Julio Borges (presidente de la Asamblea Nacional) es capaz de afirmar que es mentira, en comunicaciones públicas, cuando están sentados, y agradezco que sea así, que se han sentado en una mesa de diálogo con el Gobierno revolucionario”, dijo Maduro el pasado sábado.
Carlos Raúl Hernández, politólogo, indicó que “hay falta de sinceridad ante la ciudadanía”. En entrevista con La Verdad acentuó que “suena grotesco que están todos en Dominicana y dicen que no hay diálogo. Cuando tú dices que estás allá, pero que no estás conversando, la opinión pública se siente burlada. Hay que hablar claro y decir que el diálogo es necesario para resolver el problema”. Agregó que tampoco hay voluntad para llegar a acuerdos, lo que se evidencia en que los recientes encuentros no fueron por disposición propia, sino por la “imposición” de la comunidad internacional.
Nicmer Evans, analista político y representante del Movimiento por la Democracia y la Inclusión (MDI), aseveró que el “futuro del diálogo es un fracaso rotundo porque usted no puede esperar resultados distintos haciendo lo mismo”. Apuntó que el proceso está “polarizado” y que el país es más que el Gobierno o la MUD, motivo por el cual hay que involucrar a otros sectores como gremios, iglesia, movimientos sociales; entre otros. Destacó que es necesario que haya “voluntad”, una “agenda del pueblo” y transparencia.