Opinion

LA CARTILLA DE LA VERGÜENZA, Verdades dolorosas , Ernesto García Mac Gregor

Es increíble el cinismo y el desparpajo de los desvergonzados voceros de la
dictadura cuando asisten a un programa de TV. Cual focas amaestradas vomitan
al caletre la misma cartilla de mentiras que se les ordena recitar. La semana
pasada Mario Isea, embajador de Venezuela en España, fue enfrentado por un
grupo de venezolanos durante una conferencia en Madrid cuando explicaba que la
Venezuela de hoy "es un paraíso". Sorprendentemente utilizó la misma cartilla de
la vergüenza, enumerando los supuestos logros de la tiranía en los renglones
pobreza, salud, educación, alimentación, etc., que según él “pueden ser
consultados en los indicadores de la nación”.
Para comenzar, alguien que tilde la Venezuela actual de “paraíso” en un
tremendo mentiroso. ¿Y a cuáles indicadores se refiere, si hace años que ni
siquiera las obligatorias estadísticas en salud o del Banco Central se publican? Lo
cierto es que debido a la inflación galopante, al desempleo, al corralito bancario y
a la falta de circulante, el 80% de la población se encuentra en estado de pobreza
y estamos catalogados dentro de los países más miserables del mundo
En salud, es evidente que el sistema hospitalario colapsó totalmente. Su
punta de lanza Barrio Adentro, bajó su rendimiento en 30% y Maduro anunció por
enésima vez su relanzamiento. Para 2016 se había invertido 76 millardos de
dólares en dicha misión. Por su parte, el desabastecimiento de medicinas, el
rechazo de la ayuda humanitaria, la vuelta de enfermedades ya desaparecidas y la
falta de vacunas lo sufrimos todos en carne propia.
En educación, la deserción es alarmante así como la reducción del pensum
y el estado físico de los locales. El 30% de los profesores universitarios y sus
alumnos han emigrado. Acabaron con la producción de alimentos que ahora se
importan, los Clap resultaron un fiasco y por primera vez la gente come basura.
Los servicios públicos entre apagones y racionamiento, las industrias básica
destruidas, el Internet tortuga, sin puntos de venta, sin gasolina, aceite y

repuestos, la vialidad devastada, la corrupción y la criminalidad son la
característica del nuevo hombre socialista. Y para colmo, todo hecho adrede. Hay
que acabar con esa cartilla y la dictadura. Que oiga quien tiene oídos…