NIVELAR POR LO BAJO, Verdades dolorosas Ernesto García Mac Gregor
Desde hace más de tres décadas he votado en el mismo colegio público,
que mal que bien, se mantenía más o menos conservadito. Este año, debido al
deterioro evidente de todo el sistema público, me tocó ejercer el sufragio en un
instituto privado. La diferencia es de aquí a la eternidad. Y en seguida salta la
pregunta izquierdista. ¿Es justo que los niños cuyos padres puedan pagar una
mejor educación estén más cómodos y salgan mejor formados que los que no
tienen esa oportunidad?
La respuesta es que el Estado debe procurar la mejor educación posible. El
liceo Baralt de Maracaibo, símbolo cultural del Zulia, el más respetado de la
región, competía en calidad con los mejores colegios privados. Hoy está
desmantelado totalmente (como la mayoría de las escuelas), víctima de la saña
del vandalismo, hasta el punto que no pudo ser utilizado como centro de votación.
A los vetustos hospitales Central y Chiquinquirá de Maracaibo se remitían
pacientes privados cuando se trataba de casos difíciles debido a la calidad
científica de sus médicos. Posteriormente, el hospital Universitario era el único
sitio donde se practicaban trasplantes de órganos. Últimamente en el Zulia
funcionaba la autogestión mediante fundaciones que fueron prohibidas por el
chavismo “porque se estaba comercializando con la salud del pueblo”.
Actualmente, todo el sistema de salud está colapsado.
Las universidades nacionales son de excelente calidad y reconocidas
mundialmente, ahora tildadas por la dictadura de clasistas, son estranguladas en
sus presupuestos para que sucumban ante la competencia desleal de las
mediocres bolivarianas que no tienen reconocimiento internacional. Lo mismo
ocurrió con las cadenas de supermercados expropiadas, otrora modelo de
pulcritud y excelente servicio, donde rifaban automóviles mensuales, hoy
convertidos en pocilgas, sin aire acondicionado, que parecen ventas de anaqueles
que es lo único que exhiben. El 72.40% de las restantes 511 empresas del estado
generan pérdidas.
Los resentidos del chavismo destruyen todo lo que tocan, no lo hacen por
ignorancia sino por envidia al bien ajeno y por incapaces. Eso se llama nivelar por
lo bajo. Y el domingo pasado, resulta que el 80% de la población que rechazaba a
la dictadura le dio 17 gobernaciones. Que oiga quien tiene oídos…