Juan Pablo Pernalete: Seis meses de un dolor sin justicia
Seis meses. Medio año. Una cuenta que llevan perfecta y dolorosamente Elvira y José Gregorio Pernalete. Cada día, de esos 182 días, han sido, para ellos, como ese 26 de abril cuando en horas de la tarde recibieron la llamada: “hirieron a tu hijo”.
De ahí en adelante, todo ha sido oscuro. Perdieron a su único hijo. Aquél con el que reían, veían y practicaban deportes, rescataban animales. Su compañero. El amor de su vida.
Pero en este largo recorrido por estos 182 días no solo ha estado presente el dolor. También la frustración y el vivir de cerca la injusticia. Seis meses han pasado y aún no hay culpables. Aún no hay un rostro al que responsabilizar por haberle quitado la oportunidad a Juan Pablo de vivir.
El caso de Juan Pablo Pernalete ha sido uno de los más simbólicos durante los más de cuatro meses de protestas registrados en Venezuela en los meses de abril y junio de 2017.
El gobierno asegura que su muerte fue responsabilidad de sus compañeros. El Ministerio Público, bajo el mando de Luisa Ortega Díaz, determinó que el impacto de una bomba lacrimógena fue la causa de su deceso.
Una bomba lacrimógena percutada por un Guardia Nacional.
Hasta hoy, no hay respuestas.
Pero Elvira y Jose Gregorio no se conforman con ese silencio.
No solo han hecho las diligencias pertinentes ante la Fiscalía. También llegaron al Tribunal Supremo de Justicia para introducir una solicitud de antejuicio de mérito contra altos funcionarios del gobierno nacional.
“Mi hijo no es ningún terrorista”, han repetido incontables veces unos padres que no han podido llevar el duelo de una pérdida.
Y muy lejos de eso. Juan Pablo era una promesa deportiva. Era un activista de derechos humanos y en seis meses, conversando con conocidos, no hay nadie que si quiera diga que alguna vez peleó con “Juanpa”.
Todos: sus padres, amigos, profesores, lo recuerdan como una persona alegre y noble.
Juan Pablo, junto a otros cien jóvenes que perdieron la vida, solo conocieron este gobierno. El de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Sin más referentes, salieron a protestar exigiendo un cambio.
Elvira y Jose Gregorio lo lloran. Pero también lo celebran.
“Nosotros lo conocíamos antes y ahora, en estos seis meses, lo conoce toda Venezuela. Somos su voz y vamos a seguir luchando por la Venezuela libre que él quería”, asegura su madre.
Una madre que no duda en decir que seguirá luchando por todos los jóvenes, “porque son el futuro”.
Elvira y Jose Gregorio lo lloran pero también exigen justicia. Con determinación afirman que irán hasta las instancias que sean necesarias para que los responsables sean castigados.
Y es que el Estado venezolano es doblemente responsable por no garantizar la vida de un ciudadano y además, por denegar justicia.
En esa cruzada, los acompañan cientos de familia Unidad por una palabra: “justicia”.
“Empezar a atrabajar en su obra. Los perritos de la calle, los niños. Eso sería buscarle sentido a la vida”, dicen sus padres al preguntarles qué harán una vez la obtengan.
Mientras, su padre recuerda una de sus tantas conversaciones:
– “Papá, esto esto está rudo, estoy cansado”
– “Y, ¿qué vas a hacer Juan?”.
-“Ganar, papá. Ganar”.
Y ganó.