Alertan a América de creciente impacto de discapacidad por infarto cerebral
Los infartos cerebrales se han convertido en una de las principales causas de discapacidad en América, con un impacto «devastador» en la calidad de vida de los pacientes y sus familias y en los costos sanitarios, advirtieron hoy expertos con motivo del Día Mundial del Ictus.
El ataque cerebrovascular (ACV) o ictus, que se produce cuando se corta el suministro de sangre a una parte del cerebro, «es una condición devastadora», dijo a Efe Pedro Ordunez, asesor regional de Enfermedades No Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
«Las secuelas físicas y mentales son tremendas. Esto afecta la calidad de vida del paciente y de la familia y hace que los gastos de los sistemas sanitarios se disparen enormemente», añadió en un balance hecho a Efe con motivo del Día Mundial del ACV, este domingo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren un evento vascular cerebral al año en todo el mundo y, de este grupo, 5 millones mueren y otros 5 millones quedan discapacitadas de por vida.
En América Latina, el ACV es la segunda causa de muerte en la mayoría de países, con una tasa regional de 43,1 fallecimientos por 100.000 habitantes frente a una de 20 en Norteamérica (EE.UU. y Canadá), según el informe de Situación de Salud de la OPS de 2017.
Ordunez explicó que, aunque la mortalidad por ACV, ha ido disminuyendo en la región a un ritmo de entre 2 % y 2,5 % desde el año 2000, se estima que el número de casos (de los que no hay datos consolidados disponibles) sigue aumentando, debido al crecimiento demográfico y al envejecimiento de la población.
«El gran impacto del ACV es la incapacidad, no la mortalidad», coincidió el neurólogo Mario Muñoz, miembro de la Red Colombiana contra el Ataque Cerebrovascular, quien resaltó a Efe que en todos los casos, en mayor o menor grado, hay secuelas de movimiento, lenguaje o cognoscitivas.
Los dos expertos enfatizaron en que la hipertensión es el principal factor asociado a los infartos cerebrales, ya que puede aumentar entre dos a cuatro veces las posibilidades de sufrir un ACV antes de los 80 años.
Para reducir el riesgo de discapacidad, se ha llamado a estar alerta ante las primeras señales de un ACV, como adormecimiento en la cara o en un brazo o confusión o dificultad para hablar o entender lo que otros dicen.