LOS POBRES VOTAN POR MADURO
Debido a la distorsión de los indicadores sociales provocada adrede por la
dictadura, el 90% de la población se encuentra en niveles de pobreza. Pero en
condiciones “normales”, la verdad dolorosa es que sólo el 30% de la población es
productiva mientras que el 70% restante subsiste con salarios mínimos, trabajo a
destajo o informal. Yo los veo camino a mi trabajo a las dos de la tarde,
echándose la primera fría del día, apoyado con una pierna en la pared de la
bodega del barrio.
En este último grupo, más de la mitad pertenece al estrato de los
marginados que no sólo no produce, sino que necesita de ayuda oficial
permanente para subsistir. Es a este conglomerado, el más sufrido de todos, al
que el chavismo explota en su ignorancia. Paradójicamente, a más hambre, más
espacio para el chantaje mediante Claps, misiones y otros antiguos espejitos, y
por supuesto, más votos.
Hay una gran diferencia entre pobre y marginado. En el primer caso, toda
inversión social tiene un retorno positivo porque existe una estructura familiar y
ansias de superación. De la marginalidad es muy difícil salir porque se lleva el
“rancho y el barrio” muy arraigada cual querencia hereditaria, al tiempo que es
caldo de cultivo para la delincuencia. De allí provienen los colectivos del odio que
representan el nuevo hombre socialista.
El chavismo le enseña al pobre odiar a la clase media que le aporta el
sustento, supuesta causa de su desgracia. El obrero de fábrica, de hacienda o
doméstico, por muy bien que lo haya tratado el patrón, será el primero en reclamar
su “derecho adquirido” en caso de una invasión o un “exprópiese”. Y para allá
vamos.
Me decía un pobre, que para él, la escasez y la penuria no le molestaba
porque siempre la había padecido y se alegraba que la estuviera sufriendo “el
rico”. Le contesté que eso le pasaba por resentido, flojo y sinvergüenza. Porque en
este país, hasta que llegó Chávez, a menos que se estuviera impedido física o
mentalmente, el que quería salir de abajo lo hacía con relativa facilidad. Todo lo
que se necesitaba era ganas de superación y de trabajar.
Maduro quiere que la clase media migre y que sólo queden los marginados
paupérrimos pero felices como en Cuba para seguir afianzado al poder. Que oiga
quien tiene oídos…