Salud y Hogar

Algunos nervios impulsan el avance del cáncer de próstata

Ciertos nervios impulsan el avance del cáncer de próstata al activar un cambio que causa la proliferación de los vasos sanguíneos del tumor, según un estudio publicado hoy en la revista especializada Science.

La investigación corrió a cargo de expertos del Albert Einstein College of Medicine, que es parte del Centro Médico Montefiore de Nueva York.

«Los tumores sólidos dependen de la expansión del suministro de sangre para desarrollarse», explicó el director del estudio, Paul Frenette.

«Aquí mostramos que los nervios estimulan los nuevos vasos sanguíneos que espolean el crecimiento del tumor de próstata, y que podemos cortocircuitar la estimulación del nervio para impedir que se formen nuevos vasos sanguíneos», señaló Frenette.

Según el experto, «esto facilita una estrategia completamente nueva para tratar el cáncer de próstata y que podemos perseguir usando fármacos».

Los investigadores recordaron que el cáncer de próstata es el segundo tipo de cáncer más común en los hombres, después del cáncer de piel.

El Centro Nacional del Cáncer de EE.UU., apuntaron los científicos, calcula que unos 161.360 nuevos casos de cáncer de próstata se diagnosticarán en el país este año y que 26.730 hombres morirán como consecuencia de esa enfermedad, lo que supone el 4,4 % de todas las muertes como consecuencia del cáncer.

En un estudio publicado en 2013 también en Science, Frenette y sus colegas indicaron que «los nervios desempeñan un papel crucial para ayudar al desarrollo y la propagación del tumor de próstata».

En la investigación actual, los expertos usaron un modelo de cáncer de próstata de ratón para determinar cómo los nervios impulsan el crecimiento del tumor dentro del tejido conectivo.

Los investigadores explicaron que, tras ser liberada por las fibras nerviosas, la noradrenalina (una hormona que actúa como neurotransmisor en el sistema nervioso simpático) se une a los receptores en las células endoteliales que recubren la superficie interna de los vasos sanguíneos.

El equipo de Frenette descubrió, pues, que la unión de la noradrenalina a esos receptores desencadena un «cambio angio-metabólico» que varía la forma en que las células metabolizan la glucosa.

Para confirmar el papel de la noradrenalina en la activación de este cambio metabólico, los investigadores suprimieron un gen en su modelo animal que codifica el receptor de la hormona en los vasos de las células, eliminando así el objetivo de unión de la noradrenalina.

Después, observaron que las células que carecían del receptor estaban usando la fosforilación oxidativa (proceso metabólico que utiliza energía liberada por la oxidación de nutrientes) en lugar de la glucólisis.

Como resultado, puntualizaron los expertos, la formación de nuevos vasos fue inhibida.

«Aunque necesitamos conocer más sobre el papel de los nervios liberadores de noradrenalina en el cáncer de próstata, desde luego vale la pena explorar si los betabloqueantes (un tipo de fármacos) pueden mejorar el resultado de la enfermedad», concluyó Frenette.