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La NASA descubre un cuerpo misterioso en la Vía Láctea

El telescopio Spitzer, que pertenece a la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), ha descubierto un cuerpo celeste en la vía Láctea, cuyo descripción no se sabe si es un planeta (demasiado grande) o una estrella muy pequeña marrón, debido a que se encuentra en el límite de ambos.

Según un estudio encabezado por el astrónomo coreano Yoon-Hyun Ryu, el objeto, por ahora denominado OGLE-2016-BLG-1190Lb, se ubica a 22.000 años luz del Sistema Solar y tiene una masa 13,4 veces superior a la de Júpiter, el más grande de los que giran alrededor del Sol. Eso lo convierte en un gigante: tiene unas 4.000 veces la masa de la Tierra.

Las estrellas fusionan hidrógeno para generar una cantidad significativa de energía, aunque tampoco es opaco, fusiona un isótopo del hidrógeno, el deuterio, y genera así una cantidad pequeña.

Los autores del trabajo apuntan que de ser una estrella, tal vez no se formó del todo, eso explica su tamaño. De lo contrario se convertiría en un superplaneta.

Lo que más les llama la atención es su ubicación: está en una zona donde tradicionalmente no se conocen enanas marrones.

Desde que en 1995 se comenzó a identificar la existencia de planetas alrededor de otras estrellas, los astrónomos notaron que nunca hay enanas marrones a una distancia menor a cinco veces la que hay entre la Tierra y el Sol. Pero OGLE-2016-BLG-1190Lb está ubicada a menos de la mitad de esa extensión.

Este hallazgo se hizo bajo una técnica de microlente gravitacional, la cual ayuda a descubrir cuerpos distantes en lugares difíciles, como el disco y el bulbo galáctico interno, por medio de un lente que se forma de la atracción que una estrella produce a través de la otra, aumentando temporalmente su brillo.

El nombre del planeta o estrella enana marrón surge de la primera observación de este cuerpo, en junio de 2016, realizada por el Experimento de Lente Óptica Gravitacional (OGLE), un proyecto astronómico de la Universidad de Varsovia.