¿Debemos seguir llamando ancianos a los que alcanzan 65 años?
En el mundo desarrollado hoy en día, cumplir 65 años señala el comienzo de la vejez. Allí termina la posibilidad de un empleo, comienza el transporte subsidiado y el estado pasa a considerar a la persona como un pasivo. Pero tiene sentido seguir llamando ancianos a los que alcanzan 65 años?. El anciano es la persona que ha completado todas sus contribuciones útiles a la sociedad y que ahora debe descansar, pero solo viendo a Donald Trump (71) y Vladimir Putin (64) se entiende que eso no es necesariamente cierto. Sin embargo la antigua idea de la vida-en-tres-etapas está tan arraigada que los empleadores evitan a este grupo y toda la estructura del estado planifica y trabaja considerándolos como una carga.
Porqué 65 no es anciano
– El significado de “anciano” es relativo, hoy en día un alemán promedio de 65 años de edad tiene una expectativa de vida de 20 años adicionales.
– El término tiene una implicación subyacente asociada a salud, pero la expectativa de vida-saludable ha crecido conjuntamente con la expectativa de vida. El 70 actual es realmente el nuevo 60.
– Encuestas indican que la mayoría de las personas con más de 65 años quieren mantenerse activas en sus comunidades y en la economía.
Estadísticas
Hoy en día en Estados Unidos una persona de 70 años de edad tiene una probabilidad de 1% de morir en un año, en 1.940 este hito ocurría a los 56 años. En 1.950 solo el 5% de la población global tenía más de 65 años, en 2.015 esa cuota era de 8% y será 16% para el 2.050. La combinación de tasas decrecientes de natalidad y la extensión de la longevidad incrementará la “tasa-de-dependencia de la vejez” (la proporción de los mayores de 65 años con respecto a los que están en el grupo 15-64) desde 13% en 2.015 hasta 38% para el final del siglo. Por otro lado, la ONU estima que entre 2.010 y 2.050 el número de los mayores-de-85 crecerá dos veces más que los mayores a 65 y 16 veces más que todas las otras categorías.
Jubilación, Salud y Pensiones
Muchos de los “ancianos” realmente no lo están en el sentido de estar desgastados, enfermos o inactivos. Los mayores-de-65 actuales están en muchas mejores condiciones que sus abuelos a esa edad y a medida que crece ese grupo en comparación con la población en edad de trabajo más se preocupan los formulador de políticas sobre los costos de salud y pensiones. La edad del retiro apenas ha variado en más de un siglo. Las primeras pensiones formales aparecieron en 1.880 y se cancelaban a partir de los 70 años (posteriormente reducidas a 65) y la expectativa de vida en la época era de 45 años. Hoy en día, en los países desarrollados el 90% de la población celebra los 65 años, mayormente con buena salud, pero se sigue sin cambiar la fecha de arranque de la vejez. Esto hace que los países hagan los cálculos de mercado laboral activo y de sus gastos sociales sobre esas bases y además se hacen inflexibles los mercados laborales y los sistemas sociales.
Re-pensamiento fundamental de las trayectorias de vida
Sin embargo, las vidas más largas y sanas que se están viviendo en el mundo desarrollado, y eventualmente el mundo en desarrollo puede representar una ventaja para las personas y las sociedades.
Estos nuevos “ancianos jóvenes” tienen relativamente buena salud, frecuentemente trabajan todavía, tienen dinero para gastar en temas no asociados a la edad y se mantendrán productivos por necesitarlo, por quererlo y por poder. Pueden agregar gran valor económico como trabajadores y consumidores. Ahora bien, lo que más obviamente debe cambiar para los “ancianos jóvenes” es el acceso a un trabajo. La forma más importante de hacer el retiro financieramente sustentable será posponerlo trabajando por más tiempo, frecuentemente en tiempo parcial.
Se hace referencia a “Why 65-year-olds aren’t old” http://econ.st/2CewD4h y “Getting to grips with longevity” http://econ.st/2BmNvsJ. También aparece en mi bloghttp://bit.ly/2og22ye