Cuatro de cada 10 venezolanos piensan irse de Venezuela
Los venezolanos enfrentan una crisis que combina escasez de todo tipo de bienes básicos, y una hiperinflación que según el Fondo Monetario Internacional podría escalar a 13 mil por ciento en 2018. «Viene una diáspora muy importante, pues cuatro de cada 10 venezolanos afirman que se irán del país en los próximos 12 meses».
La migración se relaciona con la búsqueda de ingresos en moneda extranjera para sostener a los miembros del grupo familiar que se queda en el país, ante el hundimiento de la moneda local, el bolívar.
De acuerdo con la investigación, en la actualidad las remesas se ubican en unos 289 millones de dólares al año, lo que equivale al 0,1 por ciento del producto interno bruto. «El 42 por ciento viene de Europa y el 40 por ciento de Norteamérica, y vamos a estar viendo un incremento de Latinoamérica», subrayó Maturén.
El sondeo, realizado entre el 4 de enero y el 2 de febrero entre dos mil 74 personas, estima que unos tres millones de venezolanos reciben dinero de familiares en el extranjero, lo que representa 14 por ciento de la población. Además, 5 por ciento «dijo que recibió medicinas y alimentos del exterior», afirmó al explicar a la AFP los resultados del sondeo.
Aumento
El volumen de remesas de Venezuela aún es bajo, pero los pronósticos apuntan a que para 2018 se duplique, añadió. A su juicio, la pérdida de poder adquisitivo divide al país entre quienes reciben divisas y los que sobreviven con bolívares.
“Pulverizado por la hiperinflación”, el ingreso mínimo, de un millón 307 mil 646 bolívares, equivale a 36,6 dólares a la cotización oficial y a 6,1 dólares en el mercado negro.
La crisis política no figura entre las principales preocupaciones de los venezolanos.
Tomás Páez, sociólogo, especialista en migración, asegura que entre 400 mil y 500 mil venezolanos abandonaron el país en los dos últimos años.
Durante ese período se profundizó la crisis, especialmente por la caída de los precios del petróleo, fuente de 96 por ciento de los ingresos, y el férreo control de la economía por parte del Gobierno, según economistas.