Una Liga con récord
El récord, no obstante, es aún más amplio, ya que a los 34 partidos sin perder en esta Liga se añaden los siete del último tramo final del año pasado. Esta trayectoria brillante en cuanto a encuentros sin conocer la derrota, vivió un momento culminante hace unas jornadas cuando los azulgrana acabaron con una marca que la Real arrastraba desde principio de los años ochenta del siglo pasado, cuando estuvo 38 jornadas invicto.
El que ya es el 25 título de Liga también se escribirá en la historia del club catalán como en el que Andrés Iniesta dijo adiós a la entidad azulgrana tras 22 años vestidos de ‘blaugrana’.
Después de algunos años en los que el capitán azulgrana empezaba a notar el peso de los cientos de partidos en sus botas, el nuevo entrenador barcelonista, Ernesto Valverde, ha sabido sacar lo mejor del manchego, haciéndole completar una Liga excepcional, no exenta de alguna lesión, pero no tan acusadas como en campeonatos anteriores.
Esta también ha sido la Liga de Ernesto Valverde, la primera que alcanza en la Liga, pues en el campeonato heleno se hizo con tres cuando fue preparador del Olympiacos.
Además, Valverde firma en su estreno como preparador de los barcelonistas un doblete, poniéndose casi a la altura de los estrenos de sus predecesores, Josep Guardiola, que entró en el banquillo con un triplete (Liga, Copa y Champions), misma hazaña que alcanzó Luis Enrique hace tres temporadas en su debut.
No obstante, el curso de Valverde llevará la mancha negra de la Liga de Campeones. En el barcelonismo, igual que se va celebrar el doblete por todo lo alto, también se carga con la penitencia de haber caído un año más en los cuartos de final de la Liga de Campeones, aunque esta vez con el dolor de haberlo hecho contra un rival claramente inferior, como es el Roma, y después de haber desaprovechado un 4-1 del Camp Nou, para perderlo en el Olímpico por un irreprochable 3-0.
La respuesta a aquel varapalo ha sido levantar la Copa del Rey un sábado, contra el Sevilla (0-5), y celebrar la Liga en el campo del Deportivo, a la semana siguiente.
En cuando a juego, este no ha sido el mejor año del Barça. De toda la temporada, quedará la exhibición en el partido contra el Sevilla (0-5) en la Copa, cuyo fútbol recordó las mejores tardes de balompié que vivió el Barça, de la mano de Josep Guardiola, en que a un buen partido se sucedía otro de mejor nivel.
Este no ha sido un año de buen fútbol en el Camp Nou, donde se ha vivido una huida en masa de aficionados, para producirse una notable recuperación de seguidores en la segunda parte del curso.
El Barcelona afrontó la Liga este año con dos acontecimientos que hacía prever lo peor: la marcha de Neymar Jr al París Saint-Germain en verano, que rompió por la izquierda el tridente goleador y demoledor, junto a Messi y Luis Suárez, y el doble revés recibido en la Supercopa de España contra el Real Madrid.
Aquellos dos partidos frente a los blancos, tras el doblete del Madrid (Liga y Champions), dibujaron un aterrador panorama para un Barça que entraba en la Liga contra un Betis que, lejos de parecerse al extraordinario equipo en el que se ha convertido hasta posicionarse para jugar el año que viene en Europa, no dio mucha guerra y el equipo azulgrana sacó un 2-0 en el Camp Nou al que siguieron seis partidos seguidos más sin perder, hasta la visita al Wanda Metropolitano en el que arrancó un 1-1.
No obstante, para la segunda jornada los azulgrana ya que habían encaramado a la primera posición, que no soltarían más aunque durante algunas jornadas la fueron compartiendo con otros rivales.
El gran cambio que se produjo en el nuevo Barça fue que el equipo planteó los partidos con más seguridad atrás, lo que impidió que se produjesen menos descontroles en el centro del campo, como se veía en el Barça de Luis Enrique, y que precisamente el eje del equipo cobró más protagonismo, sobre todo porque el tridente se intentó refundar con el francés Ousmane Dembélé, pero éste acabó lesionado de larga duración en la cuarta jornada, en el campo del Getafe.
A pesar de que el músculo llegó al centro del campo, con el fichaje de Paulinho, quien ha destacado más como goleador (8 tantos en la Liga) que como un puntal en la zona ancha, Valverde ha tirado más de toque que de carácter en la mayoría de partidos, con la aportación de un Iniesta que este año ha jugado en 27 partidos ligueros.
No obstante, un jugador con técnica y clase como Denis Suárez ha contado con menos minutos de otro de menos sello azulgrana como el portugués André Gomes.
Sergio Busquets y Rakitic han vuelto a ser los jugadores con más peso y minutos en la zona ancha, mientras que justo por detrás la pareja Umtiti-Piqué se ha hecho indiscutible, aunque en la ausencia del francés el Barça echó mano del inactivo Vermaelen que acabó jugando unos partidos de altísimo nivel, ya que Valverde no se fió del nuevo refuerzo, el colombiano Yerri Mina, tras el adiós en el mercado de verano de Javier Mascherano.
A pesar de los fichajes y gasto esta temporada (340 millones de euros), así como los regresos de cedidos, el Barcelona de Valverde ha echado mano casi siempre que ha podido de un equipo tipo, al que le ha sacado el máximo, incluso más, señalándose el cansancio en momentos clave, como la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones contra el Roma, como una maña gestión del banquillo.
El Barça se ha hecho este año con Philippe Coutinho, Ousmane Dembélé, Paulinho, Nélson Semedom, Thomas Vermaelen, Yerry Mina, Gerard Deulofeu, Marlon, Sergi Samper, Cristian Tello, Munir El Haddadi y Douglas. De todos ellos, sólo Coutinho ha acabado teniendo perfil de titular, condición que se espera que se incremente el año que viene ante la marcha de Iniesta. Los seis últimos fueron repescados de cesiones y vendidos o vueltos a ceder.
Por otra parte, la baja de Neymar ha acabado siendo la más acusada, por su juego y goles, mientras que otros dos futbolistas como Javier Mascherano y Arda Turan acabaron abandonando la entidad a media temporada por falta de continuidad, y concretamente en el último caso, por acabar siendo un futbolista irrelevante, que ni entraba en las convocatorias.
Ante este panorama, Valverde ha tenido un equipo titular casi calcado al que le dejó Luis Enrique, que al final ha ido de más a menos, y en el que la presencia de La Masia ha vuelto a ser testimonial, con el asentamiento definitivo de Sergi Roberto (lateral derecho), pero fuera de su ubicación natural (centrocampista).
Al final, el Barcelona ha vuelto a ser, principalmente, el equipo que ha sido Messi, el santo y seña de un grupo al que sigue dado nivel, goles y títulos.