Causa pepeada, perfecta fusión entre Perú y Venezuela
En el proceso de adaptación a vivir en un país que no es el suyo, los emigrantes hacen mezclas que reflejan el amor por los dos países. Así ocurrió con la periodista venezolana Ana María Hernández, que creó la causa pepeada y nos da su receta La causa rellena es uno de los platos predilectos de la cocina criolla peruana, y su nombre tiene dos historias: la primera, es que la palabra causa proviene de un vocablo quechua, y la segunda (que es la favorita de los limeños) es que este plato se hacía y se vendía en las calles de Lima para recolectar dinero para la “causa” de los peruanos contra los chilenos, durante la Guerra del Pacífico.
Para prepararla, se utilizan las papas amarillas, se sancochan hasta que queden blanditas y se trituran como para hacer un puré. Aparte se licúa ají amarillo, y si se quiere, cebolla. Hay quienes le ponen ají rocoto (que es un ají tan picante, que hasta los peruanos se quejan) o pimentón rojo. En Venezuela sería impelable el ají dulce, rojo.
La idea es que este licuado se le agregue a la trituración de papa para que quede rojiza, pero con estos sabores. Se le agrega aceite, sal y jugo de limón, y se amasa muy bien. No deben quedar grumos, de modo que el licuado puede colarse para que no queden trocitos, pero, si estos son del gusto de los comensales, bienvenidos sean.
Una vez que la masa está lista, se puede hacer cualquiera de estas dos cosas. Uno, extender la masa, completamente, sobre un trozo de papel tipo envoplast, y que quede delgada, y sobre ella, se coloca el relleno. Una vez hecho esto, se envuelve como un rollo, como si fuera un brazo de gitano, se refrigera y se corta en ruedas para servirlo. Lo otro que se puede hacer es utilizar una bandeja honda o envase grande, o moldes redondos desmoldables, extender una capa de papa, y alternar con una de relleno, y finalizar con una de papa.
En todos los casos, se debe decorar la causa con crema o salsa, que va desde mayonesa hasta huancaína o crema de ají amarillo, trozos de huevo sancochado, tiras de pimentón rojo o de rocoto, picadillo de cilantro, aceitunas, una hojita de lechuga fresca, aguacate (palta en peruano), en fin, lo que la imaginación, el buen gusto y el presupuesto den. Por cierto, es un plato que se come frío, aunque no sirve para la venganza, porque la causa es para chuparse los dedos del placer.
Con respecto al relleno, lo común, en el Perú, es colocar una ensaladilla de atún o pollo y mayonesa (y aderezos al gusto, por supuesto). Pero, a raíz de la presencia venezolana, vale la pena innovar colocándole el relleno de la riquísima arepa de reina pepeada, es decir, pollo, aguacate, cilantro, y su toque de mayonesa. Si al momento de decorar se le pone guasacaca en lugar de las salsas antes descritas, pues no hay rayo jupiteriano que detenga esa mano para satisfacer el antojo, y a comer se ha dicho.
Hasta el momento, no se ha reportado la queja de ningún peruano, por más ortodoxo que sea. Así que la fusión peruzolana va, y nadie la detiene