La crisis botó de home run a los fanáticos del béisbol
Los motores del béisbol venezolano han comenzado a rugir desde este viernes 12 de octubre, cuando iniciará la esperada competición del deporte favorito de los venezolanos, sin embargo ni los tradicionales Caracas-Magallanes, ni los mejores espíritus beisboleros harán a un lado la crisis económica que ha empañado a este deporte transformado en tradición.
Los fanáticos que acudieron a las taquillas de los estadios, como el mítico José Bernardo Pérez de Valencia sujetaron con fuerza sus bolsillos y retuvieron el grito de sorpresa, cuando se toparon con la temida cartelera de precios.
Según una foto difundida en twitter los costos para el inicio de temporada van desde 1.500 BsS a 40 BsS, sin embargo la mayoría de los precios oscilan entre los 800 y 450 BsS, tomando en cuenta que esto es para partidos en los que la nave turca se enfrenta a su eterno rival, los Leones del Caracas.
Desde hace tres temporadas los venezolanos se han alejado de los estadios, al no disponer del dinero suficiente para costearse un puesto dentro de un partido, en el que vienen ligados otros gastos como: comida y bebidas, sin contar las indumentarias del año: gorras y camisas.
Francisco Flores es un magallanero de pura cepa, quien en 2017 llegó a la conclusión que el sofá sería su nueva grada. Nunca se perdía un partido y mucho menos sus hijas, quienes heredaron la pasión por el béisbol desde los privilegiados puestos de los abonados.
2018 no será la excepción. Hay dolor en su corazón, pero es algo pasajero. Son más de 40 años de historia y jugadas maravillosas que él y su familia vivieron, pero está consciente que la economía nacional va en una espiral descendente y en un hogar es más importante tener la despensa llena y el carro con sus repuestos que un momento de diversión viendo jugadores batear una pelota.
Pero en las casas el sentimiento también es diferente. Flores recalcó que muchos de sus amigos han partido hacia otros países, así que las opciones de una celebración hogareña quedan a mitad de camino, sin contar que el precio de las cervezas y chucherías sube tan rápido que entre un partido y otro los costos varían.
El consuelo de Flores es mantenerse atento a su querido deporte y espera que muy pronto las cosas cambien, pero hay un perenne sentimiento de tristeza cuando observa los partidos televisados y ve estadios como el Universitario de Caracas, con más gradas vacías que llenas, sin importar si el juego a disputar es un clásico.